“Un buen padre es un hombre que hace todo lo posible para que su hijo sea tan feliz, como él hubiera querido ser”. A. Boardman.
a figura clave en el concepto estigmatizado de padre mexicano, la encontramos por excelencia en la obra de Rulfo: Pedro, logró finalmente perderse en el Páramo y quedó para la posteridad como una suerte de fantasma abstracto, simple proveedor de alimento, regaños, bufidos y rezongos. Sin embargo, lejos quedaron hoy las épocas en las que el llamado “Jefe de familia” constituía una especie de patriarca, señor de permisos y castigos, hombre investido de labores incansables de de sol a sol, que sólo le permitían acceder a su prole de manera oca- sional. En la actualidad y por experiencia propia, al disfrutar la dicha de ser padre invariablemente me inquieta el flagelo inexorable del tiempo, esa línea impostergable que sucederá, cuando el presente ya no pueda volver a ser. Cuando ni por todos los juguetes, dulces, cuentos y aventuras del mundo, mi niño continuará cabalgando a mis hombros, al menos de manera literal. Porque llegará el momento en el que dejará de ponerme esa atención embelesada, que incluye ojos vivaces que lo procesan todo, cada gesto, cada palabra, revelando que no hay nada más interesante que ese instante en el que respondemos a una pregunta sobre el origen del chicle, las estrellas o los dinosaurios.
Es por ello que debemos lograr en plenitud cada ocasión de comunión paterna, dejar de lado el excesivo trabajo o las abundantes relaciones sociales, porque los buenos tiempos vividos con los hijos a cada segundo jamás han de volver. Quien no tiene plena conciencia de ello, ni para que se moleste en celebrar el día del padre. No son los hijos quienes nos festejan, somos nosotros quienes celebramos la oportunidad que nos dan al experimentar ese lazo sublime de amor y permanencia, que existe aún y por sobre la muerte. “La gente habla de la mayoría de edad, pero eso no existe. Cuando uno tiene un hijo, está condenado a ser padre durante toda la vida. Son los hijos los que se apartan de uno. Pero los padres no podemos apartarnos de ellos” Graham Greene.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.