El hambre asolaba a toda Europa
La bomba más horripilante era la de dinamita, que un grupo de malvados quiso hacer estallar en Roma, para así terminar con esa hambre, y que a veces no se sabe que es más terrible.
Nos cayó una queja directo desde el periódico El Universal. Resultó que algunos algodoneros se fueron a México y llevaban a sus dos que tres damos de compañía. Dos de ellos fueron entrevistados por un reportero de El Universal, y le dijeron que ellos eran los meros buenos dueños de tierras y se alzaron el cuello bien y bonito.
Y ahora si que el pobre reportero que culpa, pero la noticia se publicó, y los verdaderos algodoneros montaron en cólera, por que la información ni era del todo cierta, y aparte iban con el presidente Carranza para platicar primero con él, así que los acompañantes les quemaron los cartuchos. La Cámara Agrícola muy enojada.
Es que acá siempre nos ha gustado el chisme y mucho. Otro rumor que corría era que el Nazas se iba a desbordar, pero de buenas fuentes, acreditadas, no como los chismosos, se logró saber que el agua no venía tan bronca y que si era buena y suficiente para las cosechas de ese año. Nuestro río corría libre; por desgracia se cobró la vida de un menor de 14 años, cuyo cadáver se logró rescatar pronto.
Mientras que se resolvía el asunto de la electricidad, pues hay que recordar que la planta generadora de Luz y Fuerza fue decomisada por el alcalde Eduardo Guerra, y no se reconectó por que los que hicieron ese jale fueron los gendarmes, estuvo a punto de ocurrir una tragedia eléctrica en el Mercado Juárez.
Todos los focos se habían fundido al recoger la autoridad la planta. Pero mañosamente, se hizo una reconección por el que fuera inspector de alumbrado en el estado, que fundió los cables que conducían la energía. El típico diablito es más antiguo de lo que pensábamos.
Decentes vecinos de la calle Juan Antonio de la Fuente, denunciaban un lupanar regenteado por Juana N. ahí enfrente de los Baños de las Delicias. Era como una vecindad donde vivían puras señoras de la vida mala. Pero en cuarto vivía una familia que era la más afectada por que las suripantas ya bien tomadas, hacían escandalera y media a horas non sanctas. Pedían que fuera el doctor Samuel Silva, de salubridad, pero para aplacarlas.
Del otro lado del mundo seguían las tragedias. El hambre asolaba a toda Europa, y eran otros tiempos donde la bomba más horripilante era la de dinamita, que un grupo de malvados quiso hacer estallar en Roma, para así terminar con esa hambre, y que a veces no se sabe que es más terrible.
Aunque Guillermo Hohenzollern, ex káiser alemán, era muy sangrón, todavía había personas que lo respaldaban. Entre ellos y de su barrio, el mariscal Von Hindenburg que le mandó decir al generalísimo Foch que si querían al ex káiser, pues él podía ir en su lugar. Como dicen, lo que quieran con el káiser conmigo. Por cierto que Inglaterra lo tenía vigilado que no se fuera a escapar de Holanda.
Estaba por salir de Nueva York el famoso dirigible R-34, que era de la Real Armada Británica y fue abastecido de víveres y todo lo necesario para regresar a su rancho en Inglaterra. De a tiro por viaje, aquello era un acontecimiento que los que pudieron no dejaron de admirar.
El gobierno francés entregó la famosa Gran Cruz de la Legión de Honor a la ciudad de Rheims. Fue por que sus habitantes se comportaron durante cuatro años que duró la guerra, con completa valentía. Triste merecimiento. Sin embargo en Rheims estaban todos muy contentos por ese premio.