De Siddharta a Victor Frankl
U n principio budista dice: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Significando la primera idea, que el dolor forma parte de la vida y en nuestra condición de seres humanos, padecerlo es ineludible por numerosas razones, casi todas relacionadas con la pérdida de alguna cosa, condición o persona a la que estamos fuertemente apegados. La segunda frase en tanto, suele interpretarse como una elección personal de sufrir o no por la pérdida mencionada.
A primera vista la idea parece sencillamente clara, sensata y lógica, pero con frecuencia se interpreta equivocadamente el sentido de lo “opcional” que el Buda Siddharta dio al sufrimiento. Llegar a aceptar una pérdida importante conlleva necesariamente transitar por las cinco conocidas etapas del duelo: negación, negociación, ira, depresión y finalmente aceptación, un proceso que debe vivirse a la velocidad y orden que cada persona quiera y pueda, pero sin saltar etapas, ya que el hacerlo, ocasiona posteriormente un retroceso en el estado emocional de la persona doliente.
Entendido así, transitar todo el duelo resulta no solo inevitable sino además conveniente para recuperar la salud emocional. En sí mismo, el duelo es sufrimiento y lo que puede considerarse opcional, es quedarse o no, “estacionado” en ese sufrimiento o bien superarlo y “con el tiempo” dejar atrás la experiencia dolorosa.
Pero aun hay más miga que sacar de estas reflexiones. La interpretación errónea de algunos tal vez derive de leer con una miopía hedonista la frase de Siddharta, en estos tiempos que vivimos, en los que el placer en cualquiera de sus manifestaciones se pondera por encima de muchas otras cosas, es fácil considerar al sufrimiento como algo indeseado y dañino. Por su parte Victor Frankl psiquiatra austriaco (1905-1997) en su método llamado Logoterapia, considera que cuando el sufrimiento se da por factores fuera de nuestro control, es una oportunidad para crecer espiritualmente al descubrir el sentido de nuestra vida.