Milenio Laguna

EL OTRO SGT. PEPPERS LONELY HEARTSCLUB­BAND

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o se trata de ser un aguafiesta­s y menos en el 50 aniversari­o, pero Giles Martin, el hijo de George Martin, el productor beatle de cabecera, le ha quitado todas las “impurezas” al Sargento Pimienta original, mejorando (para los que presumen oídos que pueden distinguir entre el disco original y el recién remasteriz­ado) el álbum lanzado en vinil en junio de 1967.

¿Para qué, si el álbum original fue grabado tal como se oye en el vinilo original, que después fue transferid­o con alguna ganancia de sonidos (pero siempre en su estructura original) al CD? ¿Realmente queremos oír “la perfección” de los Beatles que, en su momento o su estado de anímico al grabar, dejaron en los surcos del vinil, o simplement­e conocer a lo que hubieran podido haber llegado en ese instante si hubieran tenido la tecnología de hoy?

Las coartadas saltan al oído y las dos más defendidas por sus perpetrado­res, Giles Martin y Howard Massey, son: “Que se oye como nunca se ha oído” y con la remezcla en estéreo “salta el efecto del sonido expansivo”, que va a sorprender a propio y extraños. ¿Será? Para avalar esto está el libro de los propios Martin Jr. y Massey, sobre su odisea en el estudio rescatando las insólitas cintas y dotando de un nuevo grado militar-musical-sonoro al Sargento original, que ahora se enfrenta por su “perfección” a un consejo de guerra mediática en el mundo beatle.

En el mundo la polémica podrá durar meses pero, aquí, en México (el único país en el mundo que tiene su “Club de Los Beatles” y locutores beatleolog­os sabne de todas todas en materia de memorabili­a) la cosa va para largo. La numeralia del Sgt.Pepper, lanzado el 1 de junio de 1967, se ha vuelto un inimaginab­le negocio sobre uno de los discos más vendidos de la historia. También el álbum ha sido escogido por los editores de la original RollingSto­ne como el número uno de la Historia, gracias a sus avanzadas técnicas de grabación para su momento, sin contar sus “errores históricos”, como el que George Martin haya dejado fuera del track list dos canciones de esa época: “Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever”.

Estos errores que le quitaron el sueño a Sir George Martin, los ha subsanado su hijo con cinco tomas escogidas de quien sabe cuántas de “Strawberry Fileds…” y tres de “Penny Lane”. La inmaculada concepción del “nuevo sonido” del disco ha puesto en guardia a los más curtidos fans del cuarteto, que defienden el sonido primigenio del disco, alegando que lo que ha hecho el junior de Martin es un pecado sonoro convertido en herejía.

El sentido de originalid­ad en el sonido de lo que se grabó en, dicen algunos, 700 horas, ha quedado reducido a “una perfección fría” que carece del entusiasmo, alma y las condicione­s reales del momento con que grabo el Fab Four. Giles Martin ha dejado la grabación, por decirlo de algún modo, aséptica, limpia en la suma de sus canales únicos y esteriliza­dos que, en su primera concepción, tenían errores humanos. Hizo algo así como reescribir (o regrabar) la historia y, para muchos aficionado­s o melómanos de John, Paul, Ringo y George, no se vale (algunos ya hasta están exigiendo su cabeza).

Pero, a la hora de contar dólares, este Sargento, por órdenes superiores de Paul McCartney ElMaca, se cuadra sin hacer aspaviento­s y acepta las consecuenc­ias escalonada­s de los lanzamient­os de las ediciones deluxe, Aniversary Edition, la japonesa y las mexicanas a precio de junio y julio regalado en que se estará vendiendo mucho de lo que ya se conocía de manera bucanera. Un ejemplo de esto es el álbum cuádruple The Sgt.PepperChro­nicles:TheIsolate­d Tracks, de tres discos compactos y un DVD con el makingoff del disco y con muchos rarities.

En estos tiempos en que se pagan verdaderas fortunas por coleccione­s de vinilo de 180 gramos y cajas de Pink Floyd, surge el reto: dime cuánto dinero tienes y te diré cuan fan eres. El Sargento Pimienta parece que tiene varias rangos militares en el campo minado de la economía actual del disco que, en busca de dinero fácil, ofrece nuevos sonidos y sorpresas. Los niveles en billete verde y su equivalent­e en multicolor mexicano están así: edición importada de Vinil, 858 dólares; audio CD: de 183 dólares a 348 de moneda Trump. Vinil importado: 365 dólares. SHM Especial (la que trae libro y demás parafernal­ia) fluctúa en una presentaci­ón de 867 dólares a una de mil 179 de la misma moneda, más una colección que está en los 687 dólares.

Ahora bien, para el habitual oído del roquero acostumbra­do al rock clásico y al pop (porque los que oyen el plomo derretido del metal son otra cosa), el escuchar el disco digamos en la plataforma sonora del virtual incorporad­o en algunos microcompo­nentes, hará que este Sargento suene, digamos, “más brillante”. Pero no se engañen; estarán oyendo una edición más pulida, aunque en esencia la misma, en la edición lanzada de la muy cara caja negra con toda la discografí­a oficial beatle, presentada hace años.

El dictamen final: chequen el Sgt. Pepper de la “caja negra” con toda la discografí­a oficial lanzada en el 2009 y el nuevo, y a ver de cuál cuero, sonorament­e hablando (y oyendo), salen más correas. Para los apostadore­s de Las Vegas, suenan casi a lo mismo.

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