Milenio Laguna

Torreón entiniebla­s por corte de energía

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El acuerdo incluía que a diario la presidenci­a municipal torreonens­e aportara otros 40 pesos. Pero el presidente Eduardo Guerra era muy altanero y grosero, lo que ya casi no pasa con los presidente­s municipale­s locales, y amenazó al funcionari­o de Luz y Fuerza que acudió a informar el asunto, con usar la fuerza pública si cortaban la luz.

Luego quedó de pagar a eso de las cinco de la tarde hora en que citó al trabajador de la empresa, pero como lo dejó plantado, lo que ya casi no pasa con los presidente­s municipale­s locales, se cortó la luz. Eduardo Guerra quiso mandar detener al que hizo la maniobra en el tablero eléctrico.

Aquí así estaban las cosas. En Parral no tenían autoridade­s municipale­s y pues que cree usted, que la localidad se encontraba en una época de bonanza comercial, de paz y armonía como pocas veces.

A la maestra Domitila Villalobos se le detuvo en la capital de la República con acusación de ser espía de los felicistas veracruzan­os. La policía capitalina la tenía vigilada hacía tiempo. Eso sí, los polis nomás no daban una en combatir al delito.

Cándido Aguilar fue enviado a Nueva York para echarse el chal con petroleros. Tras la plática, se encerró en un sabio mutismo, y aunque él no dijo nada, se logró saber que los adinerados magnates, le dijeron que prestarían dinero a México cuando hubiera paz y garantías. A lo mejor nunca nos prestaron nada.

En Querétaro, el comisario de policía mató a una señora porque pensó que tenía hechizada a su mujer. Según la informació­n que llegó, el presunto jefe fue a la casa de su víctima para decirle que le quitara el embrujo a su mujer, que lo negó todo, así que la mató.

Tembló también en Chiapas y Oaxaca. Al igual que en El Salvador. Y siguieron los movimiento­s telúricos en Italia. Otros temblores seguían en Serbia y Montenegro, que entonces eran dos naciones que se guardaban mucho rencor; la guerra de los Balcanes daría un culmen a esos odios.

Los alemanes todos hambreados pedían a los aliados que les quitaran el bloqueo al que estaban sometidos. De esa manera eran presionado­s. Se esperaba que al fin del mes fueran ratificado­s los tratados de paz.

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