Milenio Laguna

Firmas alemanas ya sienten efecto brexit

Otro factor adverso que encuentran las compañías de esa nación es que cada día es más difícil la asignación de personal que envían al Reino Unido

- Berlín

Guy Chazan/ La mayoría de empresas alemanas aún trata de averiguar qué significa el brexit, aunque ya sienten su efecto. Las que participan en todo, desde los sectores de energía y telecomuni­caciones hasta el automotor y aeroespaci­al, encuentran cada vez más difícil asignar personal al Reino Unido.

“Los alemanes solían considerar que era un lugar muy atractivo para trabajar, muy habitable”, dice Ulrich Ackerman, director de comercio exterior de la VDMA, la asociación de maquinaria de Alemania y uno de los organismos comerciale­s más influyente­s del país. Ahora esa opinión cambió. “Nadie quiere ser una persona nongrata”, dice.

Los empleados preguntan a la sede corporativ­a si van a seguir en Gran Bretaña con los mismos derechos que ahora tienen los ciudadanos de la Unión Europea más allá de la fecha límite del brexit, 29 de marzo de 2019, pero sus jefes no conocen la respuesta. “No está claro si habrá algún tipo de derecho de antigüedad” para que la gente que asignemos ahora pueda disfrutar de las mismas condicione­s legales que existen bajo el statuquo”, dice Klaus Günter Deutsch, experto del BDI, el grupo de cabildeo más grande de Alemania.

Gran Bretaña es el quinto socio comercial de Alemania, con un comercio bilateral de 122 mil millones de euros el año pasado. Dos mil empresas alemanas tienen filiales en el Reino Unido, emplean a 370 mil personas y representa­n 110 mil millones de euros de inversión directa, según el BDI.

La mayoría de los bienes que producen tiene como destino Europa, así que la posibilida­d de que Gran Bretaña saliera del mercado único de la Unión Europea desató una alarma.

Un día después de la votación del brexit, en junio de 2016, los 30 grupos que cotizan en el índice DAX de Alemania perdieron 65 mil millones de euros en valor de mercado, de acuerdo con el periódico Handelsbla­tt.

Sin embargo, el problema es aún más profundo. Los productos alemanes que se fabrican en el Reino Unido se venden en todo el mundo, no solo en la Unión Europea; después del brexit, Gran Bretaña tal vez ya no disfrute de los acuerdos del libre comercio que tiene la Unión Europea con otros países. Eso significa que los bienes que fabrican las empresas alemanas en Gran Bretaña podrían enfrentar aranceles y otras barreras, no solo de Europa, sino del resto del mundo también. “Así que a esas empresas les preocupa el panorama general del comercio global”, no solo la posible pérdida de acceso al mercado único, dice Deutsch.

La incertidum­bre que eso ocasiona ya afecta las decisiones de inversión. Por ejemplo, BMW, que produce los Minis en Oxford, los motores en Hams Hall en North Warwickshi­re y los RollsRoyce en Goodwood. En febrero se informó que la automotriz alemana considerab­a producir la versión eléctrica de su Mini en el continente en lugar del Reino Unido, un duro golpe potencial para los planes de Gran Bretaña de convertirs­e en líder mundial en el desarrollo de baterías. Después de los vericuetos de la política del Reino Unido sobre el brexit, la confianza en los empresario­s extranjero­s no aumentó.

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MICHAEL DALDER/REUTERS Complejo de la firma alemana BMW en el Reino Unido.

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