El pantano purificador
Podría ser el gancho de un gran chiste: el panegirista de Díaz Ordaz, el operador del fraude de 1988 y el financiero de los Amigos de Fox entran a una cantina y dicen haberse afiliado a un proyecto que se afirma de izquierda, pero que se identifica con los modos del cristianismo más conservador. López Obrador les abrió las puertas de Morena porque, dijo, “todos merecen una nueva oportunidad” y “quien comete un error no debe estar destinado a la marginación”.
Coincido: nuestras vidas están hechas de tropiezos que no tienen por qué definirnos y que frecuentemente se convierten en el mejor de los aprendizajes. Pero para eso hay que hacer un sincero acto de contrición y de cambio, ausente en los descritos: para bautizarse en las aguas de Morena parece bastar la adhesión acrítica al proyecto de poder de López Obrador.
Korrodi, el último de los acólitos conversos al morenismo, creó a los Amigos de Fox que, hay que decirlo, fue un amplio y eficiente mecanismo de recaudación con alcances superiores a los de cualquier estructura de partido; tanto que en 2003 el PAN tuvo que pagar una multa de 399 millones de pesos por financiamiento irregular. La larga amistad entre los otrora colegas de Coca- Cola tronó cuando Lino se convirtió en una papa caliente poselectoral y el ya presidente optó por dejarlo fuera de Los Pinos; quienes salvaron a ambos de castigos mayores, impidiendo la transparencia de sus datos financieros, fueron los abogados Carlos Robledo y Arturo Quintero — el último también defensor de cabecera de Alfonso Romo—, quienes años después demandarían a los ex amigos por el impago de 3 millones de dólares de honorarios.
El asunto es que, para cuando el entonces senador Ricardo Monreal denunció en 2007 a Fox y a Martita ante la Fiscalía Encargada de Investigar Delitos Cometidos por Servidores Públicos por abuso de autoridad y enriquecimiento ilícito, Korrodi testificó contra ellos. Ahora Lino dice que el único que puede acabar con la impunidad en México es AMLO, porque “genera esperanza, tiene un contacto muy fuerte de empatía, solidaridad, con todas esas gentes pobres, humildes, totalmente abandonadas que sufren”.
Lo bueno es que Korrodi ya no va a pertenecer más a esas categorías.