Cuevas, precursor de las candidaturas independientes
Se lanzó a un puesto de elección popular y eso fue parte de su ruptura, pues antes esa figura no estaba contemplada en la ley, relata Porfirio Muñoz Ledo
En una de las oficinas del Museo José LuisCuevas se encuentra bajo llave el famoso cartel que guardaba el artista, como memoria de su osada incursión en la política en 1970.
Es el testimonio de su atrevimiento al contender, sin registro, como diputado por el primer distrito; esa fue su manera de protestar y rechazar el dominio monolítico del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El cartel en color naranja y negro, diseñado por Vicente Rojo (España,1932), está enmarcado en un cuadro de aluminio. En primer plano aparece Cuevas sonriendo, haciendo la señal de la victoria, justo con la mano derecha en la que lleva su tradicional pulsera de cuero, rodeado de 27 imágenes que reproducen su rostro, y que hacer honor a su egoteca.
En la parte inferior de esa propaganda política destaca su mensaje: “Vote por José Luis Cuevas como candidato independiente a diputado por el primer distrito”.
Este invaluable documento, con la firma del Gato Macho y fechado en 1970, muestra el deseo de José Luis Cuevas por participar en la vida política del país, colocándose, a decir de su amigo, Porfirio Muñoz Ledo (1933), como “el precursor de los candidatos independientes”.
En entrevista con MILENIO, Muñoz Ledo, ex candidato a la presidencia de la República por el extinto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), que declinó en 2000 a favor de Vicente Fox, dice que las incursiones de Cuevas en la política no fueron orgánicas, fueron de avanzada. “José Luis se lanzó a un puesto de elección popular y logró convertirse en el precursor de los candidatos independientes y eso fue parte de su ruptura, porque antes esa figura no estaba contemplada en la ley”.
Muñoz Ledo, el coordinador para la reforma política de la Ciudad de México, asegura que Cuevas fue un hombre de su tiempo y que antes que los políticos y que el movimiento del 68 él empezó a discutir el oficialismo desde su trinchera, desde el punto de vista estético y lo hizo al manifestarse en contra del muralismo. ¿Cómo le fue a Cuevas como candidato? —No había ambiente ni recursos para eso, fue considerado por el poder como un hombre de cambio, pero él, más que político, fue un gran creador artístico.
Muñoz Ledo, quien ha tenido una presencia constante en la vida política de este país, como embajador en la Unión Europea, secretario de Estado y legislador, subraya que “José Luis Cuevas era un iconoclasta, un enemigo de todos los dogmas; combatió la tradición oficial de la plástica mexicana, no porque fuera anticomunista, sino porque era anti oficialista. Su propuesta estética fue paralela al movimiento estudiantil de 1968, y la ruptura, como se le llama a su actitud pública y artística, corresponde a la ruptura política representada por nosotros”.
Por su calidad artística, Muñoz Ledo compara a Cuevas con José Guadalupe Posada, José Clemente Orozco, y hasta con Durero. “Me apena que no se mencione su extraordinaria calidad plástica, en este mundo de escándalos familiares, de nota roja, no se ha realizado un análisis a fondo de su aportación estética, José Luis es un dibujante excepcional, uno de los grandes dibujantes de la historia de México y del mundo”.
No fue un animal político
Una de las anécdotas que vivieron algunos de los colaboradores del Museo José Luis Cuevas con el GatoMacho fue que en el cierre de su campaña, en el Salón Los Ángeles, para hacer gran alboroto llenaron con piedritas varias latas de refrescos con la finalidad de que cuando entrara el candidato el grito de ¡Viva Cuevas! se escuchara con más fuerza, con un mayor estruendo. Quien acompañó a Cuevas en esa aventura fue Salvador Vázquez Araujo, su amigo, que con el paso de los años se convertiría en el apoderado de la Fundación José Luis Cuevas. “José Luis Cuevas era un maravilloso autopromotor de su imagen, cualquier ángulo de las actividades de su vida le servía de apoyo para proyectarse. Claro que lo hacía, fundamentalmente, a través de su obra plástica, con la cual era genial. “Participamos con él porque éramos amigos y teníamos que apoyarlo; lo hicimos en la época gloriosa de la Zona Rosa, cuando hizo su Mural Efímero, el cual destruyó. Pero en realidad como animal político Cuevas no la hacía, no obstante, participaba y cumplía con todas las reglas del grupo político que lo impulsaba, lo hacía con disciplina, recuerda Vázquez Araujo.
Cuevas navegó en las aguas de la política, porque a él siempre le interesó la problemática social, por eso en su obra se puede observar que escarbó en los lugares más recónditos del individuo, logrando con ello proyectar la miseria humana. “Él era fundamentalmente el promotor de sí mismo, por eso los autorretratos están en toda su obra, eran su fi rma. Lo vamos a extrañar mucho, porque fue persona muy querida para mí, pasé gran parte de mi vida trabajando a su lado”, precisa.
A lo largo de los años, su propuesta estética la complementó con su facilidad para escribir sus historias, ya fueran verdades o míticas, pero la realidad es que eran muy entretenidas, las publicaba en su columna Cuevario, la cual tuvo un atractivo especial, porque ahí era donde narraba sus “increíbles hazañas eróticas”.