LUTO EN SAN GARABATO.
El caricaturista Eduardo del Río, Rius, autor de Los Super machos, Los Agachados, así como más de un centenar de libros, murió ayer a los 83 años en Morelos.
La noticia del fallecimiento de Eduardo del Río, conocido dentro del ámbito de la caricatura mexicana como Rius, corrió rápidamente a través de las redes sociales, donde los periodistas gráficos de la región dejaron manifiesta su admiración.
El primero en ofrecer un perfil fue Eduardo Sanromán, quien elabora la tira cómica más famosa en la Comarca Lagunera, Superchido y Super Rito, que se publica en el periódico Express, en esta casa editorial. “Cuando cursaba el cuarto año de primaria en la escuela Eduardo Novoa de la colonia Portales, en el Distrito Federal, mi maestra, quien tendría unos 65 años y practicaba yoga, nos recomendó leer Los Agachados, revista de historietas políticas de Rius. “Esa recomendación me abrió los ojos a la realidad política, social y religiosa que en ese entonces era disimulada por el gobierno y los medios de comunicación. Por medio de su trabajo conocí a Marx, a Lenin, a Mao, a Fidel, al Ché; el vegetarianismo y la comida saludable, así como el ateísmo”, apuntó el caricaturista.
Si bien asegura que en algunas aspectos no estuve de acuerdo con Rius, para él fue una enorme influencia por lo que se refiere a su trabajo como caricaturista. “Cuando tuve la fortuna de conocerlo en los años ochenta se lo dije personalmente y exalté su labor didáctica. El sonrió y me dijo ‘¿Qué te tomas?’. Luego me dibujó una caricatura autografiada con una dedicatoria: Para Eduardo Sanromán, soltero con suerte que no consorte’. “Para mí, la mayor satisfacción fue haberle arrancado una gran sonrisa cuando vio una de las caricaturas del Superchido en una exposición colectiva de los moneros laguneros en el Teatro Isauro Martínez. Su muerte me causa una gran tristeza y un nudo en la garganta”, concluyó.
Periodismo, política y arte: Monsi
Por su parte Armando Monsiváis, Monsi dijo que la muerte de Rius representa una gran ausencia pues forma parte de los maestros que forjaron a caricaturistas que ahora hacen lo propio en las páginas de los diarios y revistas. “Tuve en Naranjo, en Rius y Leonardo Badillo a mis grandes maestros de la caricatura; aún conservo al gran Elio Flores y a Magú, que Magú fue ya muy marginal, pero lo que fue Badillo y Rius tuve un acercamiento de mucho tiempo, con Naranjo fue ya al último y nos hicimos grandes amigos. “La ausencia de Rius es dolorosa porque me debo mucho a él… cuando empiezo a hacer caricatura, sin saber hacerla, curiosamente un libro de Rius es el que me cae a la mano, y muy apropiado, se llama Primeras porquerías, de hecho Rius se sorprendió de que yo todavía conservara un ejemplar. En él le dice a los caricaturistas novatos cómo empezar hacer el trabajo, era el A-B-C del novato”.
El primer encuentro entre Monsi y Rius se estableció en 1975 cuando personalmente el primero fue a buscarlo a Cuernavaca. Al abrirle las puertas de su casa, Rius le ofreció una amistad que prevalecería hasta su muerte.
Guayo Valenzuela y su encuentro
Durante el período universitario, el caricaturista Eduardo Guayo Valenzuela acudió constantemente a los texto de Rius y casualmente llegó a él una convocatoria para un concurso de caricatura llamado “La deuda eterna”. La premiación fue en Cuernavaca. “Aún con toda la ingenuidad del mundo decidí participar. Cierto día a a la hora de comer, me alertaron de una llamada buscándome, contesté y me tope con una voz ronca de hombre maduro, anunciándome los resultados, estallé en júbilo y no cese de lanzarle porras al interlocutor. “Con una risa sabía me pidió le avisará también a Monsi de su cartón premiado. Jubiloso salí corriendo y fui con la buena nueva, pero a diferencia de mi actitud, Armando me recibió totalmente ecéptico, diciéndome: ‘De seguro es una broma, Pámanes suele hacer eso, no les crean, te estan vacilando’. El golpe fue demoledor, la creciente ilusión de conocer al creador de Los agachados, Los supermachos, el símbolo de la resistencia ante los gobiernos priistas y corruptos se esfumó”
Sin embargo la noticia era verdad y ambos caricaturistas fueron a Cuernavaca a recibir el premio de manos de Rius, lo que fortaleció la vocación: “Se ha ido uno de los grandes que seguramente descansará eternamente en el cielo de los ateos, ese lugar donde el Todopoderoso debe mantener plácidamente a los que sin religión pero con una actitud franca y con congruencia, inspiró a la diferentes generaciones de esta nación”, apuntó.