Oportunidad de la izquierda
Q ué remedio. No pude resistir la tentación de escribir sobre política. Hacer pausa en las reflexiones sobre temas educativos. Dejar de lado la lectura de una novela de Kundera. Los días recientes han estado cargados de acontecimientos políticos: los cónclaves redefinitorios en el PRI, la consumación del fraude en el Estado de México, los pronunciamientos de destacados líderes perredistas en favor de Andrés Manuel López Obrador, las pugnas en el PAN. Todo apunta ya a tener listo el terreno para la batalla del 2018.
Veo un escenario de grandes posibilidades para la izquierda mexicana. El desprestigio en el PRI y la falta de liderazgos fuertes en el PAN abren la puerta a la oportunidad de la izquierda para llegar al poder. Los últimos días hemos observado el patético espectáculo de un PRI que busca por todos los medios lavar su imagen y resarcir el daño que le han hecho los escándalos de corrupción, en los que se han visto envueltos sus gobernadores. Eran la promesa del cambio que ofreció el presidente Peña. Esos “nuevos” y destacados miembros de la clase política (como el emblemático caso Duarte) han llevado al partido gobernante a la antesala de la derrota en la próxima elección presidencial, por su ambición desmedida, su cinismo y falta de respeto al pueblo. Pero no sólo eso. Además está la caída de la popularidad del propio presidente Peña, por el fracaso en el tema de la seguridad (hay datos que muestran a 2017 como el más violento en muchísimos años), la violación sistemática de los derechos humanos y, en particular, la grave situación del elevado número de asesinatos de periodistas. Agregue usted la pésima conducción de la política exterior mexicana, que nos ha hecho vernos muy mal ante el mundo. Es por ello que urge poner un alto al actual grupo en el poder, que ha actuado con total impunidad.
Frente a lo expresado, el viraje debe ser a la izquierda. El PAN tuvo dos sexenios para demostrar que no le interesa cambiar el rumbo, ni el modelo económico. Por ello me parece inviable una alianza de ese partido con el PRD. Es muy complicado armonizar las dos visiones políticas, contradictorias en temas neurálgicos, para construir un solo proyecto de Nación. Este debe ser estructurado y encabezado por un frente de izquierdas, donde los partidos, grupos sociales y personas, que de verdad queremos el cambio, nos dejemos de titubeos y apoyemos a quien está hoy mejor posicionado frente al electorado, para garantizar el triunfo de la izquierda.