Milenio Laguna

- Ricardo Alemán

e enero a julio de 2017 se registraro­n 853 denuncias de robo en el Metro de la CdMx. Si un detenido roba un celular y un equipo cuesta en promedio 5 mil pesos, los usuarios del Metro perdieron 4 millones 265 mil pesos. Solo de los casos denunciado­s y donde hubo detenidos. De los 853 detenidos — de enero a julio—, 379 conciliaro­n; es decir, acordaron regresar lo robado y “tan tan”.

No hay estadístic­as del número de celulares robados al día en el Metro, no hay datos de los grupos delictivos que operan y nadie sabe el monto de este “negocio”. Muchos usuarios no denuncian, porque el Ministerio Público está coludidos con los ladrones.

Por eso, el portal www.letraroja.com entrevistó a una ladrón de celulares del Metro. A continuaci­ón, un extracto: Son las 12:00 horas en el reloj de la estación Ermita, de la línea 2 del Metro. Apenas entramos al andén y lo reconocimo­s. Nos dice que nos vamos a mover y hace una seña. Antes de subir al vagón, se pegan tres “compañeros de trabajo”.

Pedro, El tunas, como lo motejan sus amigos, presenta al Mirrey, al Alvin y al

Joko. Ellos forman parte de un grupo de ladrones del Metro. No todos están de acuerdo con la entrevista… “Si sacas nuestra cara o dices nuestros nombres, te buscamos y te vamos a meter una putiza”.

Lo siguiente fue bajar en Pino Suárez. Apenas descendimo­s del vagón y ya lleva- ban un celular que sacaron en el viaje y del que nadie se dio cuenta. Risas de los ladrones mientras lo guardan en una mochila.

Nos detenemos en un pasillo… Preguntamo­s escolarida­d y familia. Solo Eltunas va a contestar las preguntas. Dice que todos (los presentes) dejaron trunco el bachillera­to. Sobre las familias, dos tienen hijos y dos no, pero ninguno los mantiene.

Pedro dice que empezó a robar hace un año, más o menos. “Para mí es un trabajo. Voy cuando quiero y decido cuánto gano”. Tardó cuatro meses en aprender a sacar celulares: “Yo no trabajo con carteras, porque la gente ya no carga dinero y es más pedo… yo puro celular”.

Lo primero que haces para aprender a robar es ser “manada”, o sea, los que empujan y distraen a las víctimas. Luego te enseñan cómo sacar el celular, y al final aprendes a ser “caja”, los que esconden los objetos robados.

“Aquí hay muchas formas de trabajar, hay unos que solo roban con empujones, otros usan distractor­es, otros con viejas, otros con niños, con bultos”. Menciona por lo menos ocho formas de robar, pero asegura que siempre salen nuevas.

“Nosotros trabajamos con puro empujón, se forman dos y dos (de un lado y de otro), con los ojos haces la seña del celular y cuando entramos todos vamos sobre ese”. En este punto hay dos cosas importante­s, la primera, nunca ver a la víctima a los ojos y, la segunda, proteger a “la caja”. “Una vez que sacas el celular, lo pasas a “la caja” y metes un distractor o te haces pendejo hasta que la gente diga lo que según vio o lo que según pasó”.

Pedro dice que en promedio sacan 10 celulares por día, a veces más si van mañana y tarde. “Sacas dinero de dos formas, si no lo bloquean (el celular) antes que lo vendas, en Meave o en un tianguis te dan buena lana, y si alguien activa el IMEI para bloquear el celular, lo vendemos por piezas”.

El costo de los celulares depende de la marca, el modelo, el uso y en algunos casos hasta del color. El Tunas dice que cada uno gana cerca de 4 mil pesos a la semana. Descansan dos días y trabajan el tiempo necesario. “Hay celulares por los que te dan 200, otros 400, otros mil, o sea no hay pierde, a todo le sacas”.

Le preguntamo­s qué pensaba al robar a la gente que no tiene para comprar otro celular. Bajó la mirada, intentó sonreír y dijo enojado: “Mira, la neta me vale verga, esa es mi forma de sacar dinero y así como hay doctores y narcos, hay unos que robamos en el Metro. Los políticos también le roban a la gente y a ellos nadie los mete a la cárcel ni los policías andan detrás de ellos”.

Sobre la corrupción, Pedro dice que los arreglos se hacen con los policías o con el Ministerio Público. “Hay veces que los policías nos dejan trabajar y cuando llevamos un rato, nos buscan y nos quitan los celulares, así nos dejan ir. Otras veces llegas al MP y ofreces una lana y te dejan ir”.

Por último: “¿Algún día dejarás de robar?”. Pedro ríe… entre nervioso y enojado suelta: “Mientras la policía no haga nada, mientras el gobierno siga ganando dinero, mientras no haya trabajo, mientras la gente no se ponga pendeja y mientras todos sigan así, vamos a seguir robando”.

En el Metro, una epidemia de robo de celulares despoja a los que menos tienen de lo único que hoy vale, el celular. Al tiempo.

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OCTAVIO HOYOS Hay 853 denuncias por atracos en el Metro.
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