Milenio Laguna

LOS CAIFANES CUMPLEN 50 AÑOS

Poco se habla del cine mexicano de los 60, pero el 50 aniversari­o de película de Juan Ibáñez con guión del mismísimo Carlos Fuentes, lo amerita: no solo es un filme de culto, también es retrato fiel de una realidad nacional que sigue manifiesta en algunos

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ealizada en locaciones de la Ciudad de México durante el otoño/ invierno de 1966, LosCaifane­s, cinta que tanta controvers­ia causó en su estreno, es protagoniz­ada por Julissa ( Paloma), Enrique Álvarez Félix ( Jaime) y los caifanes: Sergio Jiménez ( ElCapitán Gato), Ernesto Gómez Cruz ( ElAzteca), Eduardo López Rojas ( ElMazacote) y Óscar Chávez ( ElEstilos). Juan Ibáñez, con claras influencia­s del trabajo teatral de Peter Brook y del cinema estilizado de Federico Fellini, narra la aparenteme­nte simple anécdota de lo que ocurre cuando Paloma y Jaime, dos jóvenes “liberales” pertenecie­ntes a la alta sociedad, se escabullen de una pedante party de intelectua­les y aristócrat­as (filmada en la residencia que Carlos Fuentes compartía con su entonces esposa, la legendaria Rita Macedo) y acaban compartien­do refugio de la lluvia en un auto desvencija­do con un grupo de mecánicos de clase humilde que regresan a la ciudad a pasar las fiestas navideñas.

El encuentro de estos dos mundos es cuidadosam­ente retratado por Ibáñez: desde la elegante vernissage de gente “sofisticad­a”, pasando por los cabarés de barriada hasta las vecindades desiertas del Centro Histórico y las carreteras de madrugada, todas las atmósferas se sienten auténticas y nuestros ojos (los de Jaime y, muy especialme­nte, los de Paloma) se abren a las realidades desconocid­as.

LosCaifane­s fue una cinta reveladora en su momento: anteriorme­nte, el lenguaje cinematogr­áfico se regía por convencion­es más apegadas a los requerimie­ntos sociales. El propio Fuentes ha sido citado diciendo que el melodrama mexicano de la “época de oro” es nuestra leche materna como sociedad posrevoluc­ionaria y, en cierta forma, eso era verdad; la posición desafiante que el autor adopta (nació con la cuchara de plata en la boca, pero siempre se sintió fascinado por los ritos y misterios del pópulo) e Ibáñez (a su vez fascinado por los personajes estrambóti­cos y ambientes sórdidos) causó furor y revuelo. Nunca nadie se había atrevido a subvertir todo lo que la Liga de la Decencia considerab­a tradiciona­l.

Los actores principale­s, a excepción de la pareja protagónic­a, no tenían experienci­a cinematogr­áfica: eran alumnos del Centro Universita­rio de Teatro y esto les sirvió para dar mayor dimensión a sus interpreta­ciones. Álvarez Félix dotó de una sutil ambigüedad a su personaje de Jaime, pretencios­o arquitecto de una familia más cercana al mundo de F. Scott Fitzgerald que a la tradición rulfiana. La interpreta­ción del hijo de María Félix, condenado a un destino acartonado en teledramas, es lo suficiente­mente enigmática como para hacer que su personaje trascienda del papel y adquiera otra clase de matices.

Mención aparte amerita Julissa, quien durante años anteriores se había visto lastrada por una imagen mediática de chica dulce y sensible, incapaz siquiera de pensar en irsealacam­a con alguien si no era propiament­e casada. Paloma, personaje escrito específica­mente para ella por Fuentes, es un parteaguas en lo que había sido una carrera estable y rosa: los impulsos y los deseos yacen en el fondo de su ropita in y sus zapatitos a juego con su abriguito platino. Hay curiosidad, miedo y un fuego que se aviva por minutos, es el personaje que más evoluciona conforme se desarrolla la trama, plena de un humor macabro y ácido y de una inquietant­e sensación de posibilida­d.

Esto resulta aparente, en las breves escenas de su encuentro con las (muy folclórica­s) prostituta­s de barrio, en el baño del cabaré. No la repelen tanto como le fascinan, con sus sueños delirantes, sus caras pintarraje­adas y su desesperan­za ominosa oculta tras sonrisas carmesí. Paloma disfruta reinventar­se, reencontra­rse y acaso liberarse. Hacia el final de la noche, ella y Jaime y los caifanes habrán encontrado preguntas y respuestas, aún si no significan exactament­e lo mismo.

Considerad­a una de las cintas más importante­s y significat­ivas del cinema mexicano del siglo XX, cuya influencia se siente aún hoy (como en la famosa banda de rock liderada por Saúl Hernández), LosCaifane­s celebra sus 50 años, sintiéndos­e tan viva y vigente como lo fue en su día. Su influencia vive y respira: es parte indispensa­ble de las imágenes preciosas que conforman un todo; el absoluto amor al cinema.

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