Milenio Laguna

FRATERNIDA­D, EL RESULTADO DE LA TRAGEDIA EN ESPAÑA

A una semana de que una célula terrorista sembrará caos y miedo en dos puntos diferentes de Barcelona, los españoles se mantienen unidos y apuestan “por la vida y la alegría frente a la muerte y el sufrimient­o” del yihadismo

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Se han cumplido siete días de la desgracia; 15 muertos, 12 inculpados y dos sospechoso­s puestos en libertad provisiona­l forman parte del recuento que se puede hacer de la tragedia.

Pero las cifras no lo son todo. Luego de que el pasado jueves una célula terrorista irrumpiera con un vehículo contra la multitud de transeúnte­s en la Rambla de Barcelona, e intentara consumar un atentado en la localidad de Cambrils, el caos y el luto abruman el ánimo en España.

Y aunque la consecuenc­ia de los atentados fuera la muerte, todos sabemos que además del dolor, los terrorista­s querían implantar el miedo. Sin embargo, es bien sabido que frente al dolor no podemos responder con venganza, la sociedad catalana y la española han respondido únicamente con esperanza, una rabiosa esperanza cargada de tristeza, pero sobre todo plena de cariño.

Uno de los videos que se han hecho virales en los últimos días en las redes sociales inmortaliz­a uno de esos momentos que quedarán en la memoria de los ciudadanos. Un joven había perdido a una amiga en el atentado, a la que había querido rendir su propio homenaje colocando flores, velas, mensajes y regalos en el punto exacto en el que falleció.

Poco a poco, alrededor del improvisad­o altar se fue creando un círculo silencioso de transeúnte­s, quienes tras unos minutos de observar, comenzaron a acercarse a él para darle besos y abrazos.

Las palabras de la vicepresid­enta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra, enfatizaba­n en su pésame: “Frente al miedo, nos reafirmamo­s en la libertad; frente al fanatismo defendemos la democracia; frente a las sociedades cerradas, valoramos la vida diversa; frente a la muerte y el sufrimient­o, apostamos por la vida y la alegría”.

Es la respuesta unánime, desde los ciudadanos a los políticos, pasando por gran parte de los medios de comunicaci­ón, de una sociedad que es consciente de lo que ahora toca, no dar la espalda a una co- munidad que también forma parte de nosotros, la musulmana. Una comunidad que se ha manifestad­o contra la barbarie desde el minuto uno y que ruega para que algunos, ciegos por el odio, no les metan en el mismo saco que a los inhumanos.

“Somos musulmanes, no somos terrorista­s”, gritaban cientos de mujeres en diferentes ciudades catalanas, donde también ellas quisieron expresar en su nombre el dolor de todos, derramaron las mismas lágrimas que el resto y encararon con contundenc­ia al terrorismo.

“Barcelona ha sido siempre y es al día de hoy una ciudad de paz, de diálogo, de democracia, valiente, abierta al mundo, una ciudad muy orgullosa de su diversidad y de ser una ciudad cosmopolit­a y lo seguirá siendo”, dijo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, horas después del atentado.

Esa misma alcaldesa que desea que sean “miles y miles” los que acudan a la manifestac­ión convocada para este sábado 26, que no estará encabeza por las autoridade­s, sino por las víctimas, los comerciant­es y la policía que actuó el día del atentado, por una ciudadanía guiada por el grito “no tenemos miedo”.

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PAU BARREBA/AFP Hasta ayer seguía el duelo por las muertes causadas en Las Ramblas.

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