“¡Fuera máscaras!” en el PRI
Al hipotético grito de “¡fuera máscaras!”, los aspirantes presidenciales del PRI parecen haber sentido que esta semana era la ideal para ir descubriendo con no poca discreción sus capuchas y aventurar palabras que perfilan sus intereses hacia 2018, más allá de la tradicional declaración de que están concentrados en sus cargos actuales, velando por el bienestar de la nación.
Fue el caso de José Antonio Meade, secretario de Hacienda, que una vez liberado de los candados priistas que le impedían figurar en la lista de presidenciables, ya se animó a hablar del “entusiasmo” y el “honor” de que esté considerado como eventual candidato de un partido en el que no milita, aunque le sea suficiente la cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto.
Qué tal Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, quien después de sus tímidos mensajes se atrevió a uno explícito hace meses, video subido a su cuenta de Twitter en el que hablaba del futuro de México y sin alusiones a su cargo, pero ayer marcó una línea para “evaluar lo que se ha avanzado no solo con las reformas estructurales” (con lo que deja claro que no todo puede medirse con los desempeños de sus compañeros de gabinete) y decir que “no es momento de la inacción”, sino de “hacer nuevas políticas públicas” a favor del desarrollo nacional.
El senador Emilio Gamboa, que se las sabe de todas, todas dentro de su partido desde las épocas de Miguel de la Madrid, de quien fue secretario particular, no podía dejar pasar la oportunidad que le pusieron los reporteros y les propuso soltar nombres para responderles cómo veía a cada uno. Dijo que sí están Osorio, Aurelio Nuño y José Narro; que Enrique de la Madrid hace su lucha y que Luis Videgaray ya se bajó; que Ivonne Ortega no tiene chance y que preguntará a Manlio Fabio Beltrones si quiere. Él, por supuesto, se descartó.
Es la semana de “¡ fuera máscaras!” en el PRI, de ese frenesí que posee a los políticos con la cercanía del año electoral, de ese “delirio furioso, violenta exaltación y perturbación del ánimo”, como lo define la Real Academia Española, de esa “locura temporal, agitación emocional, salvaje y a menudo desordenada actividad”, para decirlo con el diccionario Merriam-Webster.