Ciudad sin plan
Entonces parece que nuestro próximo alcalde sí va a ejercer su cargo durante el año que marca la ley y también podrá aspirar a su reelección si así lo permiten sus “compañeros” de “equipo”.
A pesar de lo ridículo que suena eso y transitando todavía la turbulencia que siempre acompaña a los procesos electorales, el asunto que llama la atención, en mi caso, es el sencillo hecho de que no conozcamos a ningún miembro de su equipo de trabajo. Recordamos de memoria los pasos a seguir en cada elección y su proceso.
Escuchar hasta el hartazgo canciones y anuncios de lo mas chafa, ver sonrisas blancas y dentaduras imposiblemente perfectas en decenas de anuncios espectaculares. ¿Las promesas? Las de siempre, empleos bien pagados, seguridad, obras de infraestructura, bla bla bla. Luego se llevan a cabo las votaciones y no es hasta cuando se toma protesta que se comienzan a conocer los encargados de cada área. Increíble pero cierto.
Nuestra ciudad no merece todavía que un grupo de gente preocupada por su comunidad decida participar en política profesional, se capacite y reúna a un grupo de especialistas que realicen diagnósticos amplios y serios para luego, generar un gran proyecto de ciudad a corto y mediano plazo en el que, además de conocer los alcances, pudiéramos decidir con información detallada a quién le damos el voto o mejor dicho, con qué visión de ciudad nos identificamos mejor.
Cada proyecto tendrá que contar con un líder que lo haga suceder, que lo coordine, ese se- ría el alcalde. Por eso incomoda escuchar como escenario posible que el puesto solo fuera ocupado cuatro días para luego seguir en campaña.
Así de desesperante y por si fuera poco, nos dicen que el equipo de colaboradores sí va a quedase ese largo y gran año a dar seguimiento a todo lo que se prometió en la fase anterior. Así, sin plan, sin caras ni nombres, sin interés real más que las propias aspiraciones.
Entonces aparecemos donde mismo y con el tiempo encima, sin una visión conjunta de presente ni de futuro ni de nada, luego imagino a Fadanelli diciendo “…Hace no muchas décadas algunos políticos escuchaban el consejo de los intelectuales: Hoy, bufones ansiosos de votos, prefieren rodearse de asesores de imagen…”.