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Cuauhtémoc Carmona: “el temblor, amenazante y robusto como un ogro”

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Al día siguiente despertó más tarde de lo habitual porque ya no programó su despertado­r. Se fue corriendo porque antes de las nueve de la mañana tenía un desayuno al sur de la ciudad, sin embargo tanto entre sus compañeros de trabajo como en la gente que frecuenta a diario se lanzaron la pregunta: ¿dónde te agarró el temblor?

Eran apenas unos minutos antes de la medianoche del pasado jueves 7 de septiembre. Cuauhtémoc Carmona Álvarez, originario de Gómez Palacio, recuerda que el ruido que generó la vibración descontrol­ada del instrument­o musical de campanas tubulares que tiene en su sala lo despertó; de inmediato supo que era un temblor lo que sucedía.

En menos de medio minuto ya estaba afuera junto con los inquilinos de ese condominio de cuatro pisos en la delegación Benito Juárez, a unas cuadras de el World Trade Center.

Afuera comprendió la inmensidad del fenómeno natural por el movimiento en las calles. Observó con asombro que de los dos hoteles que están frente a su edificio salió un mar de gente asustada y gritando en ropa interior o pijama al igual que el resto de sus vecinos.

“Eran los huéspedes que habían sido desalojado­s y se notaba su angustia. Algunos estaban fumando, otras comiendo bolillo o chocolate para intentar calmarse”, narra.

La gente con la que pudo platicar coincidió en algo con él: había el riesgo de que pudieran caer los edificios. Pero por fortuna no ocurrió.

En ese momento, Cuauhtémoc recordó cuando cursaba el cuarto año de primaria en la Escuela 18 de marzo en Gómez Palacio y su profesor les dijo del terremoto de 1985.

De manera ingenua conoció a sus 8 años acerca de lo que representa un fenómeno sísmico, aunque no imaginó que en su edad adulta le tocarían vivirlos de cerca.

Con el del pasado jueves por la noche ya suman seis a sus vivencias en la capital del país que comenzaron hace 15 años cuando por una invitación laboral y después de terminar sus estudios

“Eran los huéspedes que habían sido desalojado­s y se notaba su angustia”

“Los mensajes de aliento de amigos y familiares cercanos no se hicieron esperar”

especializ­ados decidió mudarse. Fue el evento en el que más se sintió vulnerable en su hogar.

“Los otros cinco temblores que me habían tocado hasta ahora fueron unos niños si los comparo y aquí tuvimos un adulto: robusto y amenazante como un ogro. Poco faltó para sentir la sensación de algo como el terremoto del 85”, expresa.

Aunque el temor y el sentido de superviven­cia se activaron en él y el resto de sus vecinos, afortunada­mente los protocolos fueron aplicados al pie de la letra, pues predominó la serenidad sobre el pánico.

“Hay que reconocer la cultura de la civilidad y la protección civil porque sin correr salimos de manera fluida”.

Sin embargo, nunca podrá olvidar la sensación que experiment­ó en ese momento y le recordó lo fugaz que puede ser la vida.

“La vida es un instante y el tiempo es una construcci­ón de lo que puede ser y de lo que no quieres que ocurra. Lo único que te queda es abrazar ese instante”, reflexiona.

Comparte que en ese momento, aunque los pensamient­os negativos y escenarios posibles invadieron su mente, también un sentimient­o de tranquilid­ad por su plenitud en la vida.

“Te hace vivir en plenitud porque los cinco sentidos se activan y despierta tu auto alarma. En mi caso como dice el poeta Amado Nervo: vida nada te debo, nada me debes y estamos en paz”.

Cuenta que tras una hora afuera de su departamen­to decidió volver a entrar y tardó más de dos horas en lograr dormir. En ese lapso no percibió la presencia de alguna autoridad y tampoco escuchó la alerta sísmica.

Los mensajes de aliento de amigos y familiares cercanos no se hicieron esperar en esos momentos de incertidum­bre.

“En las redes empezamos a ver la magnitud del suceso y la solidarida­d y acompañami­ento de los amigos tanto de la Ciudad de México como de fuera a su manera entrañable y afectiva”.

En el transcurso del viernes y tras conocer sobre la magnitud del fenómeno, que según el Sismológic­o Nacional tuvo un impacto de 8.2 grados en la escala de Richter y tuvo su epicentro en Tonalá, Chiapas; Cuauhtémoc se preguntó: ¿qué sigue en mi vida?

“Ante un escenario así vale la pena la pregunta y preguntarn­os qué es la vida, dónde estoy y qué he hecho”.

Al igual que el resto de los habitantes de la capital del país intentan retornar a su rutina diaria y tener presente la importanci­a de vivir intensamen­te porque son consciente­s de que lo que pasó puede repetirse en cualquier momento.

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Según el Sismológic­o Nacional, el temblor tuvo un impacto de 8.2 grados en la escala de Richter.
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