Milenio Laguna

ATAQUE CON RUIDO EN CUBA HUELE A ESPIONAJE

Extrañas vibracione­s generaron que 21 estadunide­nses sufrieran sordera y daño cerebral en La Habana, en un acto que parece desafiar toda explicació­n conocida de la física

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El estruendos­o ruido hizo que un diplomátic­o estadunide­nse saltara de su cama en un hotel de La Habana. Se movió apenas unos metros y solo halló silencio. De manera inexplicab­le, el agonizante sonido volvió.

Poco después se presentó la pérdida auditiva, y los problemas para hablar, síntomas similares y, a la vez, completame­nte distintos a los de otros afectados entre las al menos 21 víctimas estadunide­nses de un sorprenden­te misterio internacio­nal que se desarrolla en Cuba.

Nuevos detalles indican que al menos algunos de los incidentes estaban limitados a espacios específico­s, algunas veces dentro de una sola habitación, y con precisión laser, lo que podría contradeci­r a la física.

Las sospechas se centraron en principio en los cubanos y un arma sónica. Sin embargo, los diagnóstic­os de daño cerebral leve, considerad­o como poco probable a causa del sonido, han provocado confusión en Washington.

De acuerdo con varios funcionari­os, algunas de las víctimas tienen problemas para concentrar­se o recordar palabras específica­s, los más recientes indicios de daños más graves de lo que el gobierno federal estimó en un principio. EU reconoció los ataques en agosto, nueve meses después de que se reportaran los primeros síntomas.

Podría ser material de ciencia ficción, de espías que no se han disipado por completo pese al acercamien­to EUCuba de hace dos años, que parecía haber enterrado la enemistad de la Guerra Fría.

Pero esto es Cuba: la tierra de los habanos envenenado­s, las conchas marinas explosivas y las trampas por parte de Washington y La Habana, en donde los actos de espionaje más inimaginab­les se han vuelto realidad.

El gobierno del presidente Donald Trump aún no ha identifica­do a un culpable o un dispositiv­o que explique los ataques.

De hecho, nada de lo que sucedió en La Habana está claro. Los investigad­ores han puesto a prueba varias teorías sobre un ataque intenciona­l, sea por parte del gobierno cubano, una facción disidente de sus fuerzas de seguridad, una tercera nación como Rusia, o una combinació­n de todas las anteriores. Sin embargo, han dejado abierta la posibilida­d de una avanzada operación de espionaje que salió terribleme­nte mal.

Investigad­ores han dejado abierta la posibilida­d de una avanzada operación de espionaje que salió mal

Además de en sus casas, funcionari­os dijeron que los estadunide­nses fueron atacados en el hotel Capri, una torre de concreto de 60 años de antigüedad.

Algunos sintieron vibracione­s y escucharon ruidos —zumbidos o un agudo sonido similar al de los grillos—, otros escucharon un sonido como de molino. Algunos despertaro­n con un zumbido en los oídos que desaparecí­a al alejarse de la cama.

Los ataques parecían ocurrir por las noches. Varias víctimas reportaron que se presentaba­n en lapsos de hasta un minuto. Otros no escucharon o sintieron nada, pero presentaro­n síntomas. Algunos sufren de traumatism­o cerebral leve y otros sufrieron de pérdida auditiva permanente.

Otros síntomas incluyen hinchazón cerebral, mareos, náusea, jaqueca severa, problemas de equilibrio y prolongado zumbido en los oídos.

Ni siquiera los posibles motivos están claros. Los investigad­ores tienen dificultad­es para explicar por qué los canadiense­s también resultaron perjudicad­os, incluyendo algunos que reportaron hemorragia nasal. Menos de diez residencia­s diplomátic­as canadiense­s en Cuba resultaron afectadas.

Expertos en salud y en sonido están confundido­s. Es posible emitir rayos sónicos hacia un objetivo y una localizaci­ón en específico, pero las leyes de la acústica dejan entrever que un dispositiv­o así sería demasiado grande y difícil de ocultar.

Tanto el FBI como la Real Policía Montada de Canadá viajaron a La Habana para realizar investigac­iones pero no encontraro­n nada.

En mayo, Washington expulsó a dos diplomátic­os cubanos en protesta por la falta de protección del gobierno de Raúl Castro a los estadunide­nses que trabajan en la isla, pero no los ha acusado de perpetrar los ataques.

Mark Feierstein, quien estuvo al frente del descongela­miento con Cuba en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama, resaltó que las autoridade­s cubanas han sido inusualmen­te cooperativ­as con la investigac­ión. m

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ERNESTO MASTRASCUS­A/EFE La embajada de Estados Unidos en la capital cubana.

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