Un sujeto inofensivo que vendía carne en el mercado
En lo que fue un hecho inusitado, algunas personas de la provincia de Yunnan, China, llamaron a la policía al ver que un hombre arrastraba a un adolescente de 17 años con un cinturón enrollado en el cuello.
Cuando los uniformados llegaron, el individuo, sonriendo, les dijo que se trataba de un juego. Los agentes dejaron libre a Zhang Yongmin. Al ser inquiridos acerca de esa decisión, los policías respondieron que el tipo estaba loco, que era inofensivo.
El episodio del cinturón y de negligencia poliiciaca ocurrió en 2007, en un contexto de desapariciones de adolescentes y jóvenes varones en Yunann, que a la postre significó que las autoridades judiciales locales fueran reemplazadas de las investigaciones por un equipo especial enviado por el Ministerio de Seguridad Pública de Pekín.
Zhang Yongmin no era un desconocido para la policía. Había sido arrestado en 1978 por secuestrar, asesinar y desmembrar a un joven. Fue sentenciado a muerte en 1979, pero fue liberado en 1997 después de una sucesión de reducciones en su condena. No solo eso: se le proporcionó una propiedad donde el hombre construyó su casa de madera.
La policía y la gente de Yunnan estaban lejos de imaginar que la mencionada provincia era el escenario de un asesino serial y que éste era Yongmin, al que consideraban un sujeto inofensivo.
Es cierto, Yongmin era un individuo solitario que adoraba el juego de ajedrez, que nunca hablaba con nadie y que de un momento a otro comenzó a vender “carne de avestruz” en uno de los mercados de la comunidad.
El trabajo del equipo especial de investigaciones paulatinamente se centró en Yongmin. La desesperación de las familias ante la ausencia de sus hijos se había convertido en una presión social.
Finalmente, el 9 de mayo de 2012 los agentes detuvieron a Yongmin en su domicilio. En el interior del inmueble, los investigadores encontraron docenas de ojos humanos preservados en botellas de alcohol, tiras de piel colgadas en tendederos por toda la casa, varias bolsas verdes de plástico con huesos, así como varias credenciales de personas reportadas como desaparecidas.
Yongmin confesó que atacaba al azar, buscando presas solitarias en caminos poco transitados. Aparentemente no hubo violencia sexual antes de asesinar a sus víctimas, las cuales eran desmembradas y posteriormente cocinadas. El hombre habló que consumía parte de la carne en
hotdogs. Algunos de los restos servían de alimento para perros y otros eran preparados para su venta en mercados como “carne de avestruz”. Aunque la cifra oficial de Yogmin es de 11 asesinatos, los investigadores especulan que fueron alrededor de 20 víctimas basándose en las credenciales halladas en el domicilio del caníbal de Yunnan. El asesinato serial en China no alcanza las cifras de países de Occidente y está en concordancia con la tasa relativamente baja de crímenes violentos en ese país; sin embargo, el canibalismo tiene raíces ancestrales en el país asiático; fue una práctica común durante los ataques de los soldados de la dinastía Tang. Los enemigos eran devorados, aunque al parecer no por hambre, sino por ritual. Entre 1958 y 1961 el Partido Comunista de China implantó una serie de medidas tendientes a transformar la economía agraria en lo que se conoce como el Gran Salto Adelante. Los efectos fueron devastadores en una sociedad comunista que, por decreto, ingresó a una industrialización para la cual no estaba preparada. El resultado fue la Gran Hambruna que causó la muerte de entre 18 mil y 32 mil personas. Muchos de los que sobrevivieron lo lograron a través del canibalismo y los niños fueron las principales víctimas. m