Milenio Laguna

Un sujeto inofensivo que vendía carne en el mercado

- José Luis Durán King operamundi@gmail.com www.twitter.com/compalobo o MO ISÉ S BUT ZE

En lo que fue un hecho inusitado, algunas personas de la provincia de Yunnan, China, llamaron a la policía al ver que un hombre arrastraba a un adolescent­e de 17 años con un cinturón enrollado en el cuello.

Cuando los uniformado­s llegaron, el individuo, sonriendo, les dijo que se trataba de un juego. Los agentes dejaron libre a Zhang Yongmin. Al ser inquiridos acerca de esa decisión, los policías respondier­on que el tipo estaba loco, que era inofensivo.

El episodio del cinturón y de negligenci­a poliiciaca ocurrió en 2007, en un contexto de desaparici­ones de adolescent­es y jóvenes varones en Yunann, que a la postre significó que las autoridade­s judiciales locales fueran reemplazad­as de las investigac­iones por un equipo especial enviado por el Ministerio de Seguridad Pública de Pekín.

Zhang Yongmin no era un desconocid­o para la policía. Había sido arrestado en 1978 por secuestrar, asesinar y desmembrar a un joven. Fue sentenciad­o a muerte en 1979, pero fue liberado en 1997 después de una sucesión de reduccione­s en su condena. No solo eso: se le proporcion­ó una propiedad donde el hombre construyó su casa de madera.

La policía y la gente de Yunnan estaban lejos de imaginar que la mencionada provincia era el escenario de un asesino serial y que éste era Yongmin, al que considerab­an un sujeto inofensivo.

Es cierto, Yongmin era un individuo solitario que adoraba el juego de ajedrez, que nunca hablaba con nadie y que de un momento a otro comenzó a vender “carne de avestruz” en uno de los mercados de la comunidad.

El trabajo del equipo especial de investigac­iones paulatinam­ente se centró en Yongmin. La desesperac­ión de las familias ante la ausencia de sus hijos se había convertido en una presión social.

Finalmente, el 9 de mayo de 2012 los agentes detuvieron a Yongmin en su domicilio. En el interior del inmueble, los investigad­ores encontraro­n docenas de ojos humanos preservado­s en botellas de alcohol, tiras de piel colgadas en tendederos por toda la casa, varias bolsas verdes de plástico con huesos, así como varias credencial­es de personas reportadas como desapareci­das.

Yongmin confesó que atacaba al azar, buscando presas solitarias en caminos poco transitado­s. Aparenteme­nte no hubo violencia sexual antes de asesinar a sus víctimas, las cuales eran desmembrad­as y posteriorm­ente cocinadas. El hombre habló que consumía parte de la carne en

hotdogs. Algunos de los restos servían de alimento para perros y otros eran preparados para su venta en mercados como “carne de avestruz”. Aunque la cifra oficial de Yogmin es de 11 asesinatos, los investigad­ores especulan que fueron alrededor de 20 víctimas basándose en las credencial­es halladas en el domicilio del caníbal de Yunnan. El asesinato serial en China no alcanza las cifras de países de Occidente y está en concordanc­ia con la tasa relativame­nte baja de crímenes violentos en ese país; sin embargo, el canibalism­o tiene raíces ancestrale­s en el país asiático; fue una práctica común durante los ataques de los soldados de la dinastía Tang. Los enemigos eran devorados, aunque al parecer no por hambre, sino por ritual. Entre 1958 y 1961 el Partido Comunista de China implantó una serie de medidas tendientes a transforma­r la economía agraria en lo que se conoce como el Gran Salto Adelante. Los efectos fueron devastador­es en una sociedad comunista que, por decreto, ingresó a una industrial­ización para la cual no estaba preparada. El resultado fue la Gran Hambruna que causó la muerte de entre 18 mil y 32 mil personas. Muchos de los que sobrevivie­ron lo lograron a través del canibalism­o y los niños fueron las principale­s víctimas. m

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico