“1985 vs 2017: Sismo y Política (I)”
E n el coletazo de la crisis económica de 1982, el clima político de la CDMX en 1985 era radical: La atmósfera urgía una transformación revolucionaria de la sociedad. Eran tiempos de utopía sin cortapisas. El enemigo visible era el PRI con su puño de acero, capaz de cegar la vida de sus opositores de un sólo golpe. La libertad de expresión u organización era riesgo de muerte para militantes de izquierda u opositores al régimen.
Llegó el sismo del 85’ y despertó jóvenes (no llamados Millenials), amas de casa, trabajadores informales, profesionistas, maestros, en fin; avivó la sociedad, sin distinción de edad, género, escolaridad, preferencia sexual o religiosa, o clase social, y descubrió su fuerza y autonomía; su capacidad de organización al margen de los aparatos estatales, y la trasformó en sociedad civil.
La insensibilidad de Miguel de la Madrid fue rebasada por negarse a recibir ayuda de esa sociedad civil o de organismos internacionales para rescatar damnificados de la tragedia.
Como respuesta, apareció un significado de solidaridad que dio luz, en palabras de Carlos Monsiváis, a la sociedad civil como contrapoder al régimen priista, para recuperar México y su esperanza ciudadana con una demanda; la redistribución de poderes. Y así fue.
En 1988, el Frente Democrático Nacional –liderado por Cuauhtémoc Cárdenas- ganó las elecciones presidenciales. Empero, las perdió de manera fraudulenta con “la caída del sistema” que dio la victoria a Carlos Salinas.
En 1989 surgió el PRD al integrar la Corriente Democrática del PRI, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Patriótico Revolucionario de México, el Movimiento Revolucionario del Pueblo, la Unión de la Izquierda Comunista y el Partido Socialista de México.
Desde 1997 a 2017, el PRD ha instalado una visión de gobierno en la CDMX de corte progresista que no podría explicarse sin el cataclismo del 85’.
El sismo del 85’ inició la debacle del PRI. ¿Y el de 2017?.