CON PRINCIPIOS
Ni tan libertina fue Viv Albertine, con todo y los galanes que tuvo; la ex integrante de The Slits, en su autobiografía, ofrece una mirada diferente, por ser mujer, de lo que fue el nacimiento de la rebelión gandalla
Como lo explica Viv Albertine desde que se abre el libro, el título de su autobiografía Ropamúsicachicos (Anagrama, 2017) era la cantaleta que su madre le echaba en cara diariamente porque estaba más interesada en esta tríada que en las cosas supuestamente importantes. En lo que se refiere a la ropa, cada una de las fotos que acompañan su relato viene unida a una descripción minuciosa del atuendo y dónde consiguió cada prenda. El atractivo para cualquier amante de la música es que la época que Viv retrata como testigo privilegiado fue el nacimiento del punk y su originalidad reside en que quien lo cuenta es una mujer que quiere encontrar su vocación. Por ello, solo otra mujer —Helen Brown— pudo escribir: “Un libro brutalmente honesto sobre la sangre, las vísceras, el sudor y las lágrimas necesarios para convertirse en mujer en los años setenta”.
El libro se divide, siguiendo los discos de vinil, en dos lados: A y B. El primero es el que tiene más interés para quien quiera enterarse del nacimiento del punk. Viv nació en 1954 en Sídney, Australia, y llegó a Inglaterra en 1958. El barrio donde creció anuncia su destino: Muxwell Hill, que es el de los hermanos Ray y Dave Davies, los fundadores de los Kinks. En su adolescencia le tocó ser testigo de una imagen inédita para la época: ver a un David Bowie a comienzos de los setenta lanzarse hacia el público, que en lugar de atraparlo, se hizo a un lado; Bowie no se quejó por el madrazo que se dio, y lo que hizo fue subirse al escenario nuevamente usando de escalera a Viv (los ingleses, genios en estos menesteres, no es improbable que lleguen a hacer una película de su libro). La narración comienza a tomar realmente sabor cuando Viv entra a una escuela de arte (el germen de buena parte de los grupos de rock en Inglaterra), donde conoce a Mick Jones, el guitarrista de The Clash. A partir de ese momento comienza el desfile de músicos que anuncian el nacimiento de una nueva época: Sid Vicious, Johnny Rotten, Steve Jones, Keith Levene, Johnny Thunders, Jah Wobble, Bruce Smith, Steve Beresford, Paul Weller.... Como bien anota Viv, músicos que después serán reconocidos como grandes instrumentistas, en particular Levene y Jah Wobble quienes con Public Image LTD. alcanzaron momentos de excelencia. Las páginas referentes al sexo tienen buenos chismes, como cuando Rotten la rechaza porque no sabe hacer sexo oral o cuando Mick Jones se queja de que le pegó las ladillas (se sabe que los europeos no son muy limpios). Por esto y lo que cuenta de su experiencia con la heroína con Johnny Thunders, ex New York Dolls, la sombra del sida se anuncia por ahí. Y no podemos dejar de lado la tienda Sex, de Michael McLaren y Vivienne Westwood (mujer que le imponía respeto), donde nacieron los Sex Pistols y de la que también fueron habituales Chrissie Hynde, antes de formar The Pretenders, y Siouxie Sioux.
Retomando el asunto de la vocación, Viv tuvo relaciones con varios músicos —Mick Jones, Johnny Thunders—, pero no fue una groupie. Inmersa en el mundo de la música, y sin saber tocar, formó parte del grupo The Slits, del que se volvió guitarrista. Su rareza e importancia histórica consiste en ser un grupo punk formado por mujeres, Siendo parte de él, grabó dos discos Cut (1979) y ReturnoftheGiantSlits (1981), donde punk, reggae y lo experimental se mezclaban. Musicalmente quedan como curiosidades por el apoyo que tuvieron de parte de músicos que se movían en la vanguardia de la época como el baterista Bruce Smith (de The Pop Group) y el multiinstrumentista Steve Beresford (de The Flying Lizards). La falta de formación musical, con todo y los hallazgos que pueda haber en sus discos, más que nada fue la causa del rompimiento del grupo (nada más una de las integrantes, Ari Up, sabía música; pero ni Tessa Pollitt ni Viv estaban preparadas). Su charm las ayudó a que un genio como el trompetista de free jazz Don Cherry las acompañara en una gira. Y aquí acaba el lado A.
En el lado B viene su reconstrucción tras distanciarse de la música. Viv regresó a la escuela y terminó graduándose en cine. También se casó (resultan desgarradoras las páginas donde cuenta todo lo que padeció por su deseo de ser madre). Galanes no le faltaron; el actor y director Vincent Gallo fue su affair más connotado. Su matrimonio fracasa y otra vez el futuro se torna negro. Estando en este trance es que la música regresa para salvarla. Artísticamente, su disco solista VermilionBorder (2012) es mejor que cualquiera de los materiales de The Slits. Apoyada por viejos y nuevos amigos (Bruce Smith, Mick Jones, Tina Weymouth, Jack Bruce, Dylan Howe, entre otros) realiza ahora sí una obra redonda cuyo sonido, de acuerdo a algunos críticos, la acerca a Marianne Faithfull. Su destino, por fin, se cumplió.