Milenio Laguna

Reinventar el autobús, la visión de Uber y Lyft

Ciudades de Canadá y Estados Unidos pactan con las empresas el pago de sus servicios en vez de invertir en infraestru­ctura para el transporte

- San Francisco

Leslie Hook/ Hay una razón por la que San Francisco es el hogar tanto de Uber como de Lyft, y no es porque la ciudad sea el corazón latente de la innovación global. La verdadera causa es mucho más trivial: el sistema de transporte público de San Francisco es terrible. La ciudad solamente tiene una línea de Metro, junto con un par de rutas del antiguo tranvía, que se obstruyen en la hora pico y que se vuelven apenas útiles.

Me doy cuenta de que a todos los habitantes de las ciudades les gusta quejarse de esto, pero después de años de vivir en Hong Kong, Pekín y Londres, puedo ser testigo de que el transporte público de San Francisco es el peor.

Llegó a tal grado que a menudo puedes ver a las personas que van a trabajar corriendo, en patinetas o utilizando monociclos eléctricos para llegar a sus oficinas o comercios.

Esto, por supuesto, es una bendición para Uber y Lyft, que prosperan en entornos con opciones limitadas de transporte. Pero a medida que las dos compañías crecieron, algo extraño pasó: las dos comenzaron a comportars­e cada vez más como los sistemas de transporte público deficiente­s.

El ejemplo más reciente es un nuevo servicio de Lyft, llamado Shuttle, que ofrece a los pasajeros una tarifa fija, una ruta fija de viaje en un vehículo compartido, en otras palabras, un autobús. O más bien, un coche privado que funciona como un autobús. Uber realiza pruebas con un concepto similar en Manila, con el nombre de Uberhop. Esto plantea la pregunta de si Uber y Lyft ayudan o perjudican al transporte público.

En muchas ciudades de EU, las startups de transporte son muy competitiv­as en términos de precio y comodidad, un carpool Uber o Lyft a menudo solamente cuestan un dólar más que la tarifa del pasaje de un autobús y toman la mitad del tiempo.

Esto es menos cierto en las capitales mundiales como Londres o Hong Kong, donde el Metro es más rápido y barato que Uber. Pero en San Francisco, el concepto de “autobús” provocó muchos nervios a escala local acerca de si Uber y Lyft canibaliza­n el transporte público y reducen los ingresos de los autobuses.

Para Lyft no es accidental que su nuevo servicio sea, básicament­e, un autobús. Logan Green, cofundador de la compañía, durante años fue un defensor de los autobuses, trabajó en el consejo de transporte de Santa Bárbara cuando estaba en la universida­d y se negaba a tener su propio automóvil. Cabildeó para recaudar dinero para un mejor sistema de autobuses con impuestos más altos, pero cuando los votantes rechazaron la medida, Green se desilusion­ó. Ahora con Lyft, básicament­e, ofrece un mejor autobús y opciones de transporte a través del sector privado.

Algunas ciudades y pueblos en Estados Unidos voltearon de cabeza este reto al contratar Uber o Lyft para ofrecer el servicio de

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STEPHEN LAM/REUTERS Las plataforma­s digitales tienden a comportars­e como el servicio público.

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