Importar inmunoterapias no es tan eficaz: Inmegen
El titular del instituto señala que México debe aprovechar a los expertos que van creciendo para diseñar mejores tratamientos y programas de intervención
XBlanca Valadez/ Puebla avier Soberón Mainero, director general del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), aseguró que a pesar de que la inmunoterapia significa una gran revolución en el tratamiento del cáncer, no es tan eficaz para los mexicanos, porque cuentan con una “genética única” que propicia que esos medicamentos “no sean los más adecuados y solo beneficien a un grupo minoritario”.
El experto explicó que, luego de profundizar en el perfil genético de los mexicanos y realizar protocolos de investigación basados en la toma de muestras sanguíneas de la población, incluyendo a las comunidades indígenas, se constató que contamos con genes que ni siquiera han sido descritos por la medicina, mientras que “la investigación genómica se ha centrado en poblaciones europeas”.
El investigador ejemplificó con el caso del gen RCA1 de predisposición para cáncer —distinto de los genes BRCA1 y BRCA2—, cuya mutación propicia tumor de mama agresivo, pero “está bien documentado que el porcentaje es bajo entre los pacientes mexicanos”. Otros genes, como los relacionados con el síndrome de Lynch (MLH1, MSH2, MSH6, PMS2 y EPCM), se asocian solo con 4 por ciento de pacientes con cáncer de ovario. “Somos producto de la mezcla de dos grupos que estuvieron separados por más de 40 mil años; la conquista propició una mezcla amerindia muy particular, por lo que no podemos pretender que todo lo que se sabe de otras poblaciones es trasladable a la nuestra”, subrayó.
Investigación nacional
Ante ese panorama, Soberón señaló que México debe robustecer la investigación con base en las características genéticas de su población y también en la regulación de los protocolos en los que participa, porque “no todos los enfoques que se usan en otros países son adecuados para el nuestro”.
En la cuarta Reunión del Colegio Mexicano para la Investigación del Cáncer, que congregó en Puebla a más de 535 investigadores, el director del Inmegen aseguró que México no debe de centrar su investigación en las terapias más caras, “sino aplicar todas estas herramientas moleculares, aprovechar a sus expertos que van creciendo en el país, para diseñar mejores tratamientos y programas de intervención”.
En la actualidad, agregó, “la inmunoterapia es extremadamente promisoria, pero todavía costosa y requiere de gente experimentada para implementarse. No obstante, nosotros tenemos que ir abordando este tema con nuestros propios expertos, médi- cos e investigadores. Dentro de 10 años, no estaremos copiando lo que hacen en otros países, sino fabricando tratamientos con nuestra tecnología”.
Soberón destacó: “Todos queremos que cualquier nuevo enfoque terapéutico sirva a nuestros pacientes, pero es un hecho que esta tendencia de la medicina personalizada, genómica y de tratamientos diferenciados no funciona para todo el mundo. Muchos son eficaces para determinados tumores, con una firma molecular particular, y solamente sirven a un porcentaje muy pequeño (de enfermos). Es muy importante no desperdiciar un medicamento costoso en un paciente al que no le va funcionar”.
Caracterización necesaria
Para determinar en qué pacientes funcionan las inmunoterapias, el director del Inmegen explicó que se necesita hacer caracterización molecular, un área en la que debe avanzar el sistema de Salud. “Sabemos que es complicado, que el paciente dirá que le den la terapia, pero la política pública debe estar muy bien establecida para que se compre y otorgue medicamento cuando realmente funciona”, señaló.
El Inmegen trabaja en un panel para la caracterización de secuencia que es hasta cinco veces más accesible, aunque “no siempre se puede competir, porque los insumos son importados”, pero es posible hacer tratamientos “con nuestros técnicos y equipos... y en pesos”, aseguró Soberón.
El Inmegen ha descubierto alrededor de cinco variantes genéticas de tumores que afectan cervix, mama, cabeza y cuello. También trabaja en un programa de 100 genomas con 64 poblaciones indígenas (tomaron 3 mil muestras) que ha tenido resultados importantes.