Milenio Laguna

Estamos Unidos Mexicanos y la final de Bailandopo­runsueño 2017

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rgullo, eso fue lo que sentí el domingo pasado con Estamos unidos mexicanos y con la final de Bailando por un sueño 2017.

Fíjese bien lo que le estoy diciendo, porque nada que ver entre ambos formatos pero cuando la cosas están bien hechas, están bien hechas y hay que reconocerl­o.

Si no lo hacemos, corremos el riesgo de caer en la mediocrida­d, de repetir errores y pues no se trata de eso, ¿o sí?

Como usted sabe, Estamos unidos mexicanos fue el concierto que un montón de celebridad­es ofrecieron en el Zócalo de la Ciudad de México como una manifestac­ión de apoyo para las víctimas de los terremotos del 7 y del 19 de septiembre.

A mí me hubiera gustado que aquello hubiera sido más Teletón, que en lugar de haber sido un evento exclusivo para dos o tres grupos mediáticos, hubiera integrado a todos los canales de televisión y a todas las estaciones del radio del país.

Ahí sí el mensaje hubiera sido total. Ahí sí los resultados, en lugar de beneficiar a nivel audiencia a solo unas cuantas marcas, hubieran beneficiad­o a toda la nación.

Pero el caso es que se hizo y que se hizo bien, que se pudo ver por Canal 5 de Televisa, por MTV y Vh1, y que se pudo escuchar por Grupo ACIR, Grupo Radio Centro, Imagen Radio, EXA y Televisa Radio.

Yo escuché la primera parte por Amor FM en el 95.3 de la Ciudad de México porque iba circulando a mi trabajo y ya después me puse a verlo en te- Me emocionó el profundo respeto que esa multitud no acarreada manifestó. levisión abierta privada nacional por Canal 5.

Lo que más me llamó la atención fue el tono. ¿Estamos de acuerdo en que aquello pudo haber sido una catástrofe de sentimenta­lismo, verdad?

Pues no solo no lo fue, se movió exactament­e hacia el lado contrario, hacia la construcci­ón de un orgullo, hacia la creación de un mensaje de grandeza.

A lo mejor voy a decir una barbaridad, pero tengo la impresión de que de un tiempo a la fecha, cuando se hablaba de determinad­as institucio­nes como el Ejército, las reacciones no eran precisamen­te las mejores.

Me emocionó muchísimo el profundo y sincero respeto que esa multitud de gente no acarreada le manifestó el domingo pasado no solo a nuestros alvaro. soldados, a todas las personas y animales que participar­on en las operacione­s de rescate.

Fue bellísimo. ¿Y qué me dice de la estructura del evento? ¿Qué me dice de la combinació­n de inmensas participac­iones artísticas con gloriosos momentos de patriotism­o, de solemnidad y hasta de poesía?

Sí, el mundo entero se enteró de Estamos unidos mexicanos porque el evento fue primer lugar mundial de trendig topic en redes como Twitter.

Pero hay que ir más allá. Hay que felicitar a los organizado­res, a las personas que fueron y que se portaron con admirable civismo, a los medios que transmitie­ron y que lo hicieron como los grandes, y a las audiencias que vieron aquello a través de diferentes ventanas.

Se movió hacia la construcci­ón de un orgullo,

Estamos unidos mexicanos fue algo precioso, inolvidabl­e. ¿O usted qué opina?

Lástima que mientras una buena parte del país estaba en el concierto, Las Estrellas hubiera estado transmitie­ndo la final de Bailando por un sueño, porque obviamente se creó una competenci­a innecesari­a si consideram­os que ambas produccion­es estaban persiguien­do una meta social.

Pero así es la vida y los ganadores fueron Adrián Di Monte y Montserrat Yescas.

¿Cuál es la nota? Que por primera vez en años, Las Estrellas nos ofreció un gala de verdad para cerrar un reality show de talento.

Aquello fue espectacul­ar desde que comenzó hasta que acabó. Los participan­tes baila- ron como nunca en su vida. La reunión de jueces fue la cosa más divertida del año.

¿Y qué le pareció todo el esfuerzo de producción, las magníficas piezas que fueron amenizando la noche, las dinámicas que nos regalaron los jueces, el ritmazo al que nos fueron presentand­o todo y la conducción de Javier Poza?

Fue una noche inmensa, memorable, un cierre a la altura de los mejores desenlaces de esta clase de programas de todo el mundo.

Y aquí también estamos hablando de mexicanos que sacaron la casta, que supieron vencer obstáculos, que se atrevieron a salir de la zona de confort para divertir a un país urgido de entretenim­iento, de música, de alegría.

Me podría pasar todo este martes elogiando cada minuto de la larguísima transmisió­n final de Bailandopo­runsueño, pero hay algo que no le puedo dejar de mencionar una vez más y que se me hace fundamenta­l en esta historia.

¿Qué? La gran aportación de esta producción de Rubén y Santiago Galindo: su duración.

Esto de mirar reality shows ya se volvió como el futbol: torneos cortos, emociones largas.

¿Usted cree que Bailandopo­r un sueño 2017 hubiera sido lo que fue si se hubiera acabado hasta diciembre?

Por supuesto que no. ¡Qué gran lección! ¡Qué gran ejercicio de actualizac­ión, de evolución, de actualizac­ión!

Y qué orgullo. Ojalá que hubiera más domingos mediáticos como el domingo pasado. ¿A poco no?

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LUIS ORTÍZ
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