DE BRONCO A JAY DE LA CUEVA
En una de esas vi a Ana Gabriel, más joven y con tatuaje, y me dije: “Si no estaba anunciada”, pero resultó que era Carla Morrison. Salvo la Sariñana, todas las chavas fueron bien duras y críticas contra los gobernantes: La Venegas, la Morrison y Mon Laferte, quien se voló la barda pidiéndole al gobierno “estar a la altura de su pueblo”. Hasta una de las morras de Ha-Ash (una de las bandas más fresas) tiró indirectas al decir: “Sí, eres un fracasado, y te lo vuelvo a decir”. Al empezar Jarabe de Palo nos dieron ganas de ir al baño. La cola de los sanitarios estaba larguísima y nos lanzamos al Sanborns de Venustiano Carranza. Allí nos tomamos una y vimos a Timbiriche, Emmanuel y Mijares en la tele, como si estuviéramos en sala de una tía, en 1985. Regresamos cuando empezó Juanes, para bailar con Chayanne. Bosé Lo mejor me pareció Miguel Bosé, quien salió despeinado, desfajado y en pants (solo le faltaron las pantuflas para ser
Su voz cavernosa lo hacía más decadente. Durante su show, acariciaba el rostro de sus músicos y al guitarrista lo besó en la boca. Remató su
tomándose una con un tal Juanpa Zurita.
Con Los Ángeles Azules hubo 15 minutos de baile (en los que intervino Ximena Sariñana y Jay de la Cueva, requinteando en plan Carlos Santana) y se acabó la tocada casi a la media noche. Pino Suárez La gente caminaba entonando “Cielito Lindo”. Puestos de playeras de Chayanne a 50 pesos, gorras de Camila a 100, pósters de quien quieras a 30, desde Juan Gabriel hasta Guns And Roses. Sobre los andenes del Metro, algunas personas se repartían su pizza o comían esos raros tamales de choriqueso que vendían afuera.