Milenio Laguna

¡Fiebre presidenci­al: 85 contagios!

- Ricardo Alemán

Se entiende que a intramuros de los partidos las peleas por una candidatur­a presidenci­al sean a muerte. Y se entiende porque la razón de ser de los partidos y la misión de los políticos es alcanzar el mayor poder posible.

Por la misma razón, también se entiende que partidos y políticos busquen “el poder por el poder” y que, en esa batalla, la ambición mayor sea la de ser Presidente.

Y hasta se entiende que entre “la masa ciudadana” —sobre todo en la legión de idiotas de las redes— el deporte favorito sea mentar madres contra el Presidente en turno, haya sido Vicente Fox —a quien no bajaban de tonto—, haya sido Calderón —al que mentirosam­ente motejaban como “borracho”— o sea el propio presidente

Peña Nieto, quien en respuesta a la mofa sistémica a su gestión acuñó el didáctico “ningún chile les acomoda”.

Pero lo que no se entiende es la epidemia que desató la peculiar “enfermedad presidenci­al”, cuya fiebre contagió a casi un centenar de mexicanos que parecen dispuestos a todo con tal de aparecer en la lista de presidenci­ables independie­ntes.

Incluso no les importa el ridículo de aspirar a Los Pinos —por la vía independie­nte— sin tener la menor posibilida­d para ello.

¿Qué tiene en la cabeza un ciudadano que no milita en un partido y que supone que puede ser Presidente por la vía inde- pendiente? ¿Qué pasa por la cabeza de un ciudadano de a pie que debe conseguir 867 mil firmas —números cerrados— en 120 días para ser considerad­o presidenci­able independie­nte?

¿Qué desató la epidemia de presidenci­alismo, al grado de provocar el contagio febril de casi un centenar de mexicanos? La respuesta la conocen todos. 1. Como saben, los presidenci­ables de los partidos —solo los que tienen alguna posibilida­d— no son más de una veintena. A esos se suman 85 independie­ntes registrado­s al cierre de la fecha límite. Es decir, la fiebre por ser Presidente contagió a poco más de un centenar de mexicanos.

2. ¿Y cómo se cura esa fea enfermedad? El antídoto es mediático y consiste en exhibir, de cuerpo completo, la farsa y a los farsan- tes que dicen que pueden con el paquete de Presidente de los mexicanos.

3. Y es que el feo contagio del presidenci­alismo confirma que la mexicana es una sociedad de tramposos, mentirosos, oportunist­as y farsantes, como aquí lo demostramo­s en días recientes. ¿Por qué?

4. Porque así como 20 por ciento de los corredores del maratón de CdMx hicieron trampa para recibir una medalla que nunca ganaron y así como 40 por ciento de los que cobraron cheques de ayuda para la renta no eran damnificad­os, así muchos de los inscritos para ser candidatos presidenci­ales independie­ntes no tienen una sola posibilida­d y solo buscan la foto, la fama, la popularida­d y sus 5 minutos de gloria. ¿Lo dudan?

5. Como saben para que el INE otorgue validez a una candidatur­a independie­nte el aspirante debe reunir la firma de 866 mil 593 ciudadanos registrado­s en el padrón electoral y que no estén afiliados a ningún partido para lo cual deberán entregar los datos básicos de su credencial de elector. Las firmas se deberán acreditar ante el INE en los 120 días que siguen a partir de hoy.

6. Pero resulta que la labor no solo será titánica, sino millonaria en su costo. Y es que reunir las más de 866 mil firmas significa contar con un ejército ciudadano que haga posible levantar, por lo menos, algo así como 7 mil 200 firmas al día, 300 firmas por hora y 5 firmas por minuto. Todo en números redondos.

7. ¿Cuántos promotores de firmas deberá tener un candidato? ¿Cuánto cuesta pagar ese ejército ciudadano? ¿Cuántos de los 85 inscritos, y de los que sobrevivan, tienen recursos para ello? Algunos cercanos a Mar

garita hablan de 20 mil promotores, lo que supone que en 120 días cada uno tendrá que recabar algo así como 43 mil firmas. ¿Misión imposible?

8. Está claro que no más de tres aspirantes pueden conseguir un ejército de firmas, acaso cuatro precandida­tos. El resto son farsantes engañabobo­s que buscan reflector, notoriedad y fama. ¿Y la democracia…? Les vale madre.

9. Pero el asunto se complica aún más si se toma en cuenta que los 85 inscritos requerirán —en el supuesto de que todos reúnan los requisitos— de 74 millones de firmas; algo así como 85 por ciento del padrón de electores.

10. En pocas palabras, hay más candidatos buscando votantes, que votantes disponible­s. ¿Por qué? Porque si hacemos caso a los padrones de ciudadanos afiliados a los partidos, veremos que más de 15 millones de personas ya están en el registro de algún partido. ¿De dónde sacarán votos?

Por la fiebre presidenci­al habrá gritos y sombrerazo­s. Pero es la ley. Y si no les gusta, reúnan firmas para cambiarla.

Al tiempo.

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JAVIER GARCÍA El empresario Carlos Mimenza.
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