El largo adiós al TLC
Ildefonso Guajardo lo sabía. Desde el principio de la negociación anticipó que sería complicado. Ha sido el más cauto en cada una de sus declaraciones. El veterano de la negociación de los 90, conocedor de la política estadunidense, sabía que los discursos de Donald Trump no eran tan solo discursos, eran un instrumento de campaña con base en una narrativa que tocaba fibras de una base electoral más amplia que la suya, que atrae a muchos demócratas.
Cuando el gobierno de Trump hizo público su documento base de negociación y el primer objetivo, la primera línea, era lo que había dicho en campaña y que resulta inaceptable para México, muchos dijeron que seguía siendo un chiste, que no había que hacerle caso, que ya las grandes empresas lo meterían en orden.
Ayer, el jefe negociador estadunidense fue bastante claro, rompió cualquier protocolo y dijo:
“Nuestro presidente ha tenido claro nuestro segundo objetivo. El TLCAN ha resultado en un enorme déficit comercial para Estados Unidos y nos ha costado decenas de miles de empleos en manufactura. El acuerdo se ha vuelto muy desequilibrado y debe reequilibrarse. Por supuesto, tenemos un déficit comercial de 500 mil millones de dólares. Entonces, para nosotros, los déficits comerciales sí importan. Y tenemos la intención de reducirlos.
“Francamente, estoy sorprendido y decepcionado por la resistencia al cambio de nuestros socios negociadores en ambos frentes… Hemos logrado avanzar en el primer objetivo, pero incluso aquí a veces hemos visto una negativa a aceptar lo que es claramente el mejor texto disponible a pesar de que los países lo hayan aceptado en el pasado.
“…Tan difícil como esto ha sido, no hemos visto ningún indicio de que nuestros socios estén dispuestos a realizar cambios que produzcan un re equilibrio y una reducción en estos enormes déficits comerciales. Ahora entiendo que después de muchos años de beneficios unilaterales, sus compañías se han vuelto dependientes de preferencias especiales y no solo de ventajas comparativas. Los países son renuentes a renunciar a una ventaja injusta”.
Ayer, las caras de los empresarios del “cuarto de junto” eran de funeral. Culpa de ellos, no quisieron escuchar.
Ildefonso lo sabía. Lo que ha hecho hasta hoy es resistir y alargar. No se ve cómo habrá buen final. Aunque, claro, habrá quien se siga engañando.