Milenio Laguna

Cataluña. La ilusión aldeana

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

E n su edición del domingo pasado, el diario El País hizo la crónica de “Cómo y por qué huyó el dinero de Cataluña”. Se cuenta ahí la forma en que los principale­s empresario­s y banqueros catalanes advirtiero­n a las autoridade­s de la Generalita­t, paso a paso, que no podrían tomar los riesgos de una aventura independen­tista, pues sus empresas estaban todas inextricab­le y fatalmente unidas no solo a la economía del resto de España y Europa, sino a los fondos de pensiones y de inversión de los principale­s bancos de Londres, Nueva York y Chicago.

Las advertenci­as quizá no fueron suficiente­mente públicas ni suficiente­mente enérgicas. El hecho es que no fueron creídas por los líderes independen­tistas ni tomaron visos de realidad, sino hasta el plebiscito del 1 de octubre.

La imágenes violentas venidas de España que sacudieron al mundo ese día, sacudieron también a los gestores de los fondos de inversión ingleses y estadunide­nses que, dice

El País, “son los dueños de gran parte de la deuda emitida por las empresas y los bancos catalanes”.

La reacción fue fulminante. El 5 de octubre anunció su salida de Cataluña el banco Sabadell. El 6 salió Caixabank. Luego, vino la avalancha. Para el 9 de octubre habían salido de Cataluña 212 empresas. El 10 de octubre salieron 177 más. Y el 11 de octubre, 144.

Los líderes independen­tistas veían estas empresas operando en Cataluña, pero no veían sus vínculos de hierro con el exterior.

Se movían en cambio en perfecta identidad de propósitos y conviccion­es con el mundo de las pequeñas y medianas empresas de la comunidad autónoma, que se desenvuelv­en por su mayor parte en un entorno soberanist­a.

En un acto organizado por Pimec, una asociación de pequeñas y medianas empresas, Puigdemont dijo: “Si alguien quiere saber qué piensan los empresario­s, que pregunten a las pymes”.

Esta ilusión aldeana le impidió a la Generalita­t tomar en serio las advertenci­as de los empresario­s grandes, que les habían dicho en corto que saldrían de Cataluña si la aventura independen­tista seguía su curso rupturista.

Se salieron en estampida después del 1 de octubre, impelidos por sus fondos extranjero­s, en cuanto las imágenes violentas de ese día desbordaro­n el termómetro de riesgos soportable para inversioni­stas no catalanes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico