Sin margen de maniobra
E n este tramo de su gobierno José Aispuro Torres se ha conducido con oficio político, con reflejos, con firmeza pero también con prudencia para evitar conflictos y confrontaciones irreversibles. No es exagerado definirlo como un gobernador acotado por las fuerzas que lo apoyaron y con muy poco margen de maniobra para conservar el poder y el respeto de sus adversarios.
Desde el primer día de su mandato con los pies sobre la tierra se comprometió con la alcaldesa de Gómez Palacio Leticia Herrera a respetar acuerdos de gobernabilidad y de gestión entre los dos órdenes de gobierno, reconociendo su poder político más allá de la Comarca Lagunera y de su militancia partidista.
Tal vez porque fueron postulados por la misma coalición, el titular del Ejecutivo nunca imaginó que su correligionario José Ramón Enríquez, ya como presidente municipal pondría en marcha su proyecto para lograr la senaduría en el 18 y la gubernatura en el 22 con una agenda propia que por elemental cortesía y lealtad seguramente nunca puso a su consideración.
Mientras tanto Luis Enrique Benítez lubrica la maquinaria del PRI para contender en el 18 teniendo como apoyo estratégico a Ismael Hernández Deras cuyo objetivo es ganar en los comicios del año próximo. Tendrán que remontar los negativos del gobierno anterior y la falta de recursos para solventar el gasto ordinario y las campañas políticas. Por su parte los frentistas amagan con poner por delante sus candidatos con o sin la anuencia del gobernador.
La pregunta es ¿sobre qué territorio se sustenta el poder político del gobernador y cuál es su margen de maniobra, considerando el activismo de Enríquez y el poder de Leticia Herrera? Se sabe que apoya a su secretario de Gobierno y al jefe de su oficina para que sean candidatos, mientras que trasciende la versión de un acuerdo entre el gobierno y el tricolor que incluye recursos económicos y compromisos políticos.
Sin duda el 18 es un verdadero desafío para el gobierno de Aispuro Torres pero en política nada es lo que parece.