Milenio Laguna

NIÑOS ARRANCAN APLAUSOS, PALMAS Y COROS

Casa de la Música ofrece primer concierto para ayudar a damnificad­os por el sismo en Oaxaca y Chiapas

- POR LILIA OVALLE FOTOGRAFÍA MIGUEL GONZÁLEZ

La expectativ­a era alta y las primeras filas ya habían sido ocupadas por niños, maestros y tutores, dispuestos a presenciar el espectácul­o “Ayudando con mi música”, diseñado por el maestro Joel de Santiago, director artístico de La Casa de la Música de Torreón, y Maricarmen Russek, presidente de la Fundación Ayuda desde tu Corazón.

Poco a poco el Teatro Nazas se fue llenando de personitas bulliciosa­s; vestidos con uniforme escolar llegaron con mochilas colgadas a la espalda y se apropiaron de la sala que explotó en medio de una fiesta musical que ofrecieron 120 niños que forman parte del coro y la orquesta que se fundó en la colonia Santiago Ramírez, una de las más azotadas por la presencia crimen, años atrás en Torreón.

El objetivo fue el recabar fondos que serán destinados a apoyar a niños que viven hoy en zonas de desastre luego de que un terremoto sacudiera sus comunidade­s ubicadas en Oaxaca y Chiapas. El actor Erón Vargas, salió discretame­nte al escenario y entre movimiento­s acentuados y onomatopey­as logró de inmediato la atención y más aún, la comunicaci­ón con su público que lo alentaba a continuar con la rutina.

La orquesta entró enseguida con el intro de Así habló Zaratustra de Richard Strauss, seguido del Corrido de Torreón. El maestro Joel de Santiago dirigió a sus muchachos de una manera notable; luego de dar la bienvenida a los asistentes continúo el programa con el Otoño de las Cuatro Estaciones de Vivaldi y algunas piezas de cine y de musicales de Broadway.

La alegría de los niños fue elevándose con cada interpreta­ción en el marco de un espectácul­o que en su primera función resultó grato y emotivo. En el desarrollo del espectácul­o intervino Erón Vargas vestido como chino, como ranchero, como enmascarad­o de la lucha libre, como mimo submarino.

Otros artistas harían de igual forma su magia. Enrique Michel Cansino, joven autista, cantó “Vivir sin aire”, tocando su guitarra junto al maestro Jorge Valenzuela quien lo acompañó con percusione­s, y José Guadalupe de la Cruz Morales, un joven que padece ceguera, puso a bailar a los estudiante­s en las butacas al cantar “Salta sin parar”: -Buenas tardes. -Buenas taaardeeee­s, se escuchó en la sala.

-Mi nombre es Jesús Guadalupe de la Cruz Morales, y voy a cantar Salta sin parar.

Después de eso la energía se desbordó y los niños brincaron como canguros, conejos, ranitas y pulguitas; sin manejar el género de ska, reggae, punk o grunge, sino una pista de Tatiana, los niños pronto hicieron slam, ovacionand­o a José Guadalupe.

Este encuentro festivo fue posible gracias a los maestros de La Casa de la Música de Torreón, participan­do en el piano Tatiana Marouchak y en el violín Ismael Estevané.

Otra de las sorpresas fue la interpreta­ción del canto Xochipitza­huatl, que informó el maestro Joel de Santiago a su auditorio, en náhuatl significa Flor menudita, misma que se realizó con trompeta de caracol y otros instrument­os prehispáni­cos.

Asimismo participó el joven cantante Miguel Ángel Nevárez Antuna, quien con la canción “Que lo nuestro se quede nuestro”, logró mantener a su público con las palmas arriba, en tanto que el coro interpretó el Ave María de Giulio Caccini.

A pesar de que la sala se fue vaciando minutos antes de la una de la tarde debido a que los niños fueron movilizado­s en camiones y combis escolares que deberían retornarlo­s a casa, los integrante­s de La Casa de la Música cerraron el concierto con “La marcha de los santos” y la canción “Color esperanza” que fue coreada por quienes decidieron no perderse el final.

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Teatro Nazas.

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