De ahí escaparon 18 sobrevivientes y nueve personas perdieron la vida el 19 de septiembre
inquilinos burócratas se hace poco a poco, conforme van saliendo agraciados en los sorteos que cada sindicato lleva a cabo”.
En esa época también se entregaron departamentos de un multifamiliar de la colonia Doctores y estaban en construcción los de Tacubaya y del Fraccionamiento Jardín Balbuena, además de que el presidente Adolfo Ruiz Cortines inauguró con honores la Unidad Habitacional Santa Fe, del Instituto Mexicano del Seguro Social.
El mismo año de su inauguración, el 28 de julio de 1957, el Multifamiliar Tlalpan resistió su primer gran terremoto, aquel que tiró al Ángel de la Independencia. Luego, 28 años después, resistió el de 1985.
Tras el sismo, en 1987, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), a través de la entonces subdirectora general jurídica, Irma Cué Sarquís, vendió el conjunto habitacional a sus inquilinos. Un departamento costaba alrededor de 475 mil pesos de entonces.
“El mantenimiento lo cubría el ISSSTE hasta 1985; después del sismo, el ISSSTE dice ‘ya no quiero broncas, qué tal si se me caen estos canijos’. Y toca la tentación y se los vende, baratísimo”, dice Viveros.
Desde entonces, el mantenimiento y el pago por el suministro de gas y agua corrió por parte de los vecinos del Multifamiliar. A 60 años de su construcción, el sismo de magnitud 7.1 del 19 de septiembre de 2017 le tiró uno de sus edificios.
Requería remodelación
El avalúo de 2011 describe al edificio, que entonces ya tenía 44 años, con precisión: era un inmueble departamental de interés social y habitacional de segundo orden, en una zona ya para entonces 100% saturada, con uso de suelo habitacional y densidad de hasta 100 personas por hectárea, de cinco pisos, con servicios públicos completos y en estado de conservación “malo en general”.
De acuerdo con el despacho valuador, los 16 años de vida útil que se le calcularon no significaban una vida física, sino legal, es decir, que después de ese tiempo si no se remodelaba al menos en 30% de su estructura, el valor comercial habría disminuido considerablemente. Según los vecinos, nunca se había hecho una intervención arquitectónica al inmueble.
Los cimientos, la estructura y los entrepisos eran de concreto armado, con muros de tabique rojo recocido de .14 de espesor y aplanados de yeso a talocha, con plafones de yeso directo a la losa y acabados lisos y lambrines y pisos de mosaico liso de pasta de 20 por 20, sin zoclos.
El 19 de septiembre, todos esos materiales se vinieron abajo. Formaron una montaña de escombros que durante una semana fueron levantados poco a poco. De ahí escaparon 18 sobrevivientes y nueve personas perdieron la vida.