Milenio Laguna

Momias de Arteaga brindan compañía a los trabajador­es

José Luis Alemán, trabajador del Museo en San Antonio de las Alazanas, reconoce que no dejan de sorprender­le y dar miedo

- Luis Carlos Valdés / Torreón

iedo, temor, ruidos inesperado­s, son algunas manifestac­iones que han sido parte de la vida de José Luis Alemán, quien desde la apertura del Museo de las Momias ubicado en la comunidad de San Antonio de las Alazanas, municipio de Arteaga Coahuila, hace siete años, ha tenido que “acostumbra­rse” a vivir con los habitantes de este museo que se ha convertido en un “mausoleo cultural” de este Pueblo Mágico coahuilens­e.

Cuestionad­o sober cuál es su senti al practiamen­te vivir entre momias, responde que “En primera instancia te sientes raro. Nosotros como trabajador­es, pues nos dedicamos a realizar labor de limpieza y hacemos el aseo. Sí se siente raro, pero luego te acostumbra­s. De repente se siente miedo, pero sobre todo cuando estás solo, pero ya nos hemos acostumbra­do, de repente si se escuchan ruidos, y si da un poco de miedo. no es un trabajo común”, explicó.

José Luis, recién cumplió este 30 de octubre siete años de trabajar en un recinto creado en la gestión de Humberto Moreira. Según cuenta, las momias las encontraro­n en el antiguo panteón de San Antonio de las Alazanas, de donde las extrajeron, las limpiaron. Luego llegó el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia, y así las conservaro­n a lo largo de tres a cuatro años. “Aquí están cinco momias, hay otra más está en el Museo de la Catrina en Saltillo y las otras cuatro se descompusi­eron al momento de moverlas”, aseguró. Los sábados y domingos son los días de mayor afluencia, además de las temporadas de vacaciones.

Los restos humanos están colocados en vitrinas herméticam­ente selladas y que contienen nitrógeno para conservar en buen estado su contenido, se exhiben los cinco cuerpos momificado­s encontrado­s en el panteón de San Antonio de las Alazanas, enterrados en una sepultura a finales del siglo XIX pertenecie­ntes a la familia Nuncio. Se tiene un récord de 150 mil visitantes en los años en que se tiene, sobre todo durante la Feria de la Manzana, y la Semana Santa.

Dicho recinto está dividido en varias salas de exposición: La primera está dedicada a la Revolución Mexicana, otra más dedicada a la cocina de los ancestros, de los cuales hay utensilios antiguos. La gente se sorprende que al ver que son de verdad. “A las momias se les da un mantenimie­nto cada año, se les cambian las sales silicas las cuales impiden la entrada y salida de residuos, evita la humedad; tienen nitrógeno por dentro. tienen su misma vestimenta, y de verdad que sí sorprende”.

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