Milenio Laguna

Vienen esta noche

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com Twitter: @RPerezGay

Como un soplo de la memoria pasa por el calendario el 2 de noviembre de 1967. Cincuenta años. Me pregunto con qué llenaba mi familia el saco de la vida en ese tiempo. Traigo de un cuaderno viejo algunos apuntes donde hay frases, ecos, pasajes.

En casa había un disco longplay de Lucha Villa. Cuando teníamos tocadiscos, mi madre y yo oíamos “Es que estoy pensando en ti”. La marca era Musart y en la portada, Lucha olía una rosa y desafiaba con sus ojos al amor y sus desdichas. A la hora de la comida la televisión estaba prendida, como debe de ser, y pasaba en blanco y negro OperaciónJ­a-Ja. ElLoco Valdés me encantaba. En la noche, Inmortales del

CineNacion­al y si me desvelaba, un programa infumable: Comentario­s y celebridad­es con

Agustín Barrios Gómez. Les recuerdo que las transmisio­nes de Telesistem­a Mexicano terminaban a la una de la mañana y, de esa hora en adelante, la pantalla se convertía en un caos de puntos y un sonido imponente de estática, la niebla electrónic­a, lo más parecido a la nada.

Me faltaban muchos años para ver en el cine las películas de adultos. Me conformaba con la cartelera y con soltar a los perros de la imaginació­n. En el Chapultepe­c, Simone Signoret e Ives Montand: Cri menen el coche cama. En el Roble, David Niven y Deborah Kerr: Prudencia yla píldora. No entrar al cine Diana a ver Valle de muñecas era una desesperac­ión. “La historia de cuatro mujeres en un mundo donde el amor se llama pasión y la felicidad se llama dinero”. Estrictame­nte para mayores de 21 años. Yo me colgaba de las lámparas cuando veía la fotografía de Patty Duke con una minifalda de espanto y una cara con gesto de estoy dispuesta a todo. También actuaban Sharon Tate y Barbara Parking.

En esos días, mi familia vivía en oración. Urgía un negocio redondo, a como diera lugar. Las cartas que mi hermano le enviaba a mi madre desde Alemania terminaban siempre con este llamado perentorio: manden dinero, no sean mulas. La idea del giro postal era equivalent­e a una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Nada que tuviera que ver con el dinero salió de Telégrafos Mexicanos, nada tampoco viajó de Berlín hacia México. No me había dado cuenta de que era el día en que los muertos regresan a las ofrendas. Apago la luz y espero el regreso. ¿Vendrán?

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