Mercado Juárez setiñe de música y recuerdos
MLilia Ovalle/ ientras algunos clientes llegaban por las tortillas y otros salían cargados de coloridas hortalizas guardadas en las clásicas redes de plástico, cinco jóvenes integrantes de la Marimba Fiesta se instalaron en el portón principal del Mercado Juárez, espacio comunitario que invita a comer en las fondas y a pasear entre cerámicas y juguetes.
La música como un regalo fue auspiciada por los locatarios que este año celebran 110 años de la fundación de este centro de abastos, y por los alumnos y profesores de la Universidad La Salle Laguna, fuertes promotores de la cultura popular.
Con rostros alegres, los muchachos se instalaron en el acceso principal y comenzaron el recital con la canción Mi ciudad, lo que originó que los peatones detuvieran sus pasos para observar. Los celulares en mano aparecieron a los pocos minutos lo que hizo que algunas señoras salieran corriendo para no salir en las instantáneas que se suben a la red.
Como en una lotería las muchachas con mandil, la de la tortillería con su cabeza oculta en una red, la cocinera de la fondita, el chiclerito, el señor que vende relojes y el vendedor de requesones envueltos en hojas de elotes, todos prestaron atención a los jóvenes intérpretes. No faltó en la estampa la marchanta que compró un arreglo floral o la mujer empujando una carreola.
Con la tortillería La Hormiga como fondo de escenario, el pre- Jóvenes deleitan con música. sidente de los locatarios, Zalvador Zúñiga, explicó que gracias a la Marimba Fiesta se pudo recrear la música que escuchaban sus padres en el mercado, a inicios del siglo pasado.
Diego Iván Escajeda, Antonio Atayde, Alondra Adame, Diego Mediona y un niño que fue nombrado como Harvard, continuaron con las piezas musicales que aprendió a tocar Escajeda.