Natalicio de Sor Juana
En el ciclo escolar 1978-79 invité al cronista de Tampico, Lic. Carlos González Salas, a sustentar una conferencia en la Normal de Lerdo sobre la importancia de la poesía. Por aquellos años le escuché a ese hombre, además culto sacerdote, hablar con entusiasmo acerca de escritoras mexicanas, sobre todo poetisas, o poetas como él prefería llamarlas. El padre González Salas me obsequió un libro con el título Homenaje a Sor Juana, que contenía una conferencia pronunciada por él en noviembre de 1951,con motivo del tricentenario del natalicio de esa excepcional mujer. Incluía elementos biográficos y aproximaciones a su poesía. Su lectura fue mi primer acercamiento formal a la prolífica autora del siglo XVII.
Después, aún en la década de los setenta, gracias a las importantes actividades de El Colegio Nacional, en su sede de la Ciudad de México, tuve la oportunidad de asistir a dos conferencias del poeta Octavio Paz en las cuales, con su característica erudición, comentó la poesía y la prosa de Sor Juana, particularmente el largo y complejo poema Primero Sueño, el Auto sacramental de “El Divino Narciso”, el Neptuno Alegórico y la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Esto fue tiempo antes de que publicara el libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe en 1982, aunque su primer ensayo sobre esta autora que le fascinaba data de 1950. El lector comprenderá lo que significó escuchar a Octavio Paz disertando sobre tan grato tema. Ni el suficiente conocimiento, ni el espacio en esta columna, me permiten comentar esos textos. Sólo aludiré brevemente a la Respuesta a Sor Filotea, que estudiosos de la UNAM consideran un documento de vida, donde la ilustre monja refiere su pasión por las letras, sin renunciar a la religión, y su avidez por el saber. Es un valioso testimonio de defensa del pensamiento independiente. El título del documento obedece a que por medio de él responde Sor Juana a la carta del obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, que reacciona en defensa del jesuita Antonio Vieyra a quien la monja cuestionó sobre asuntos de fe católica. Fernández de la Cruz, con el seudónimo de Sor Filotea, reconoce la capacidad intelectualde nuestra poeta, pero le dice que se dedique a cosas más propias de su sexo y condición. Por ello la respuesta se considera una proclama de libertad intelectual e independencia de la mujer, que convierte a Sor Juana en un símbolo de inteligencia, osadía y creatividad femeninas, que sigue provocando controversias y hoy recordamos en el aniversario 366 de su natalicio.