Milenio Laguna

Por fin después de noches y noches he podido dormir largamente, pero siempre soñando, y lo que sueño es que no logro dormir

- José De La Colina

ntes de tenderse en el no tan mullido lecho para convocar los poderes de Morfeo (que es como los liróforos celestes escribiría­n acerca del mero acto de irse a la cama para dormir), el cuentista emprende todos los detallados rituales aconsejado­s por los médicos con el fin de evitar el insomnio, añadiendo los ocasionalm­ente inventados por él, pero es inútil: se impone el desvelo intermiten­te (es decir ratitos de dormir alternados con ratitos de vigilia) y el narrador debe admitir que su mente funciona sobre todo en turno nocturno, el cual a veces le dicta historias como las de ahora… que resultaron con asunto del insomnio, ¡ni modo!

Las adormecedo­ras

Como se pasaba las noches sin dormir, le aconsejaro­n que imaginara ovejas que saltaban y las contara, una a una. Eso hizo, pero sus ovejas, aparte de que cada vez llegaban más en montón y no se dejaban contar, lanzaban fuertes y largos berridos que lo mantenían en el insomnio toda la noche.

De otro modo, pero igual

Por fin después de noches y noches he podido dormir largamente, pero siempre soñando, y lo que sueño es que no logro dormir, de modo que al despertar me siento como después de haber pasado una noche de insomnio... Lo cual en resumidas cuentas me parece que viene resultando lo mismo.

Esa muchacha…

Al final de la feria, adonde apenas llegan los latidos de la musiquita de charanga, entre los puestos del hombre serpiente y la mujer tortuga y el hombre de tres ojos y la echadora de cartas y el enano forzudo y la señora barbuda, hay un puesto en el que te cobran 10 pesos por la entrada y por estar allí solo el tiempo de 10 parpadeos, y entras y ves a la muchacha más hermosa del mundo y si al salir pagas mil pesos tendrás derecho a soñar con ella una noche cada siete años.

En la lápida de un desvelado

¡Al fin se acabó elinsomnio!

Infinito final de cuento

…y el príncipe encantador besó a la bella durmiente que despertó mientras él se dormía y ella entonces lo besó a él que despertó mientras ella volvía a dormir y entonces él la besó...

Teseo, desvelado

Noche tras noche, durante siglos y con la espada enarbolada, buscó al monstruo en el laberinto sin saber que allí no había más monstruo que mismo laberinto, y que tal vez éste había sido construido por el inmorible insomnio.

Don Quijote, desvelado

Entre momentos de insomnio el intrépido caballero sufría de inquietant­es sueños breves pero intensos aunque mediocres, en los que era un hidalgo pobre, llamado Alonso Quijano (¡o, peor: Alfonso Quesada o Quijada!), quien se veía confinado en una mísera aldea, en una vida sin ilusiones, poniéndose gordo y calvo y además aquejado de un ama y una sobrina tontas, y aburrido porque no tenía libros con caballos heroicos y palacios maravillos­os y andanzas y aventuras y combates a espadazos o a lanzazos y bellas damas que liberar de caballeros canallas para que ellas se enamorasen de él, un caballero valiente y bueno y casi santo con un alto ideal que lograba hacer triunfar aun cuando fracasaba.

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INSOMNIO, REMEDIOS VAROS

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