Jefe de Nissan regresa una parte de su sueldo
La medida, empleada como disculpa ante el escándalo por el incumplimiento sistemático de la reglamentación en la inspección de automóviles
Hiroto Saikawa, director ejecutivo de Nissan Motor, dijo ayer que devolverá parte de su sueldo para disculparse por el escándalo de inspección de vehículos que puso al descubierto un incumplimiento sistemático de reglas, encubrimientos y complacencia de la administración.
En un nuevo informe se describió la conducta impropia en Nissan; se reconocen las fallas del sistema de auditoría interna de la compañía y se presentan detalles de las instancias a las que los inspectores en entrenamiento dieron respuestas durante su examen final.
También se les permitió llevar sus libros de texto al salón o les corrigieron las respuestas antes de que entregaran los documentos.
Aunque dejó en claro que no criticaba al presidente de la compañía, Carlos Ghosn, Saikawa dijo durante una conferencia de prensa que no entendía por qué esa práctica no salió a la luz durante tanto tiempo.
El director ejecutivo, quien fue nombrado relativamente hace poco tiempo, en abril, agregó que no lograr descubrir el escándalo fue particularmente sorprendente, al tener en cuenta la cultura de transparencia que fomenta Ghosn en todo el grupo.
El informe de Nissan se produce en un momento delicado para Japón, ya que otra serie de escándalos ensombreció la cultura corporativa del país después de que en octubre Kobe Steel admitió la falsificación de datos y el año pasado Mitsubishi Motors dio a conocer que engañó con los datos de la economía de combustible.
El anuncio del recorte de sueldo de Saikawa, que implica una suma no revelada, pero que se aplicará a otros altos ejecutivo de la automotriz, se hizo en el momento en que Nissan dio a conocer los resultados de una investigación legal de terceros sobre los “hechos y causas” de una crisis que afectó la reputación de Japón de contar con un implacable control de calidad.
La compañía dijo que aumentará el número de inspectores cerca de 20 por ciento a finales del año financiero, en marzo. También va a desacelerar el ritmo de la producción de vehículos en sus cinco plantas más grandes en Japón entre 40 y 80 por ciento.
El escándalo se centra en el hábito de permitir que inspectores sin certificación dentro de Nissan firmen las tareas de “inspección final” en nombre del gobierno japonés.
Las inspecciones realizadas inadecuadamente solo afectan a los coches de pasajeros que se vendieron en Japón y no tienen relación con problemas de inseguridad, que el mes pasado provocaron un retiro de vehículos para su revisión de 1.2 millones de unidades.
Con base en las provisiones que anunció Nissan en sus resultados del primer semestre a principios de mes, la compañía espera que el retiro de vehículos tenga un costo aproximado a 30 mil millones de yenes.
La compañía, que se comprometió a una serie de contramedidas, atribuyó el problema a la escasez de personal.
En las rondas anteriores de recorte de costos, y la reducción de personal, el informe dijo: “La administración en las plantas y la sede no tomaron en cuenta el número de meses que se requerían para capacitar a un inspector final y que es necesario que los inspectores capaciten y supervisen a los inspectores finales en entrenamiento”.
El informe detalla cómo, resultado de la escasez de inspectores, las prácticas inadecuadas se volvieron la norma en todas la plantas de fabricación nacional de Nissan.
La investigación dijo que desde la década de los años 90 “las inspecciones finales defectuosas” de vehículos se volvieron la norma, y que tal vez eso ocurriera desde finales de los 70 en su planta de Tochigi. El informe también dijo que el “orgullo que siente Nissan en sus productos tuvo como resultado un exceso de confianza”.