Milenio Laguna

AMENAZA CON HUNDIR A MACRI CASO DEL SANJUAN

La reacción poco eficaz de la Marina argentina tras la desaparici­ón del submarino obliga al mandatario a depurar a las fuerzas armadas para evitar un daño severo a su gobierno

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Un submarino es un artefacto de guerra diseñado para no ser encontrado. Un submarino existe para estar oculto. El problema surge cuando uno de estos submarinos —el ARA San Juan con 44 tripulante­s se pierde en el Atlántico Sur. Si a esto se le agrega una patológica compulsión por el secretismo de la que sufre la Marina argentina, el asunto puede convertirs­e en un coctel explosivo, en un misil que impacte en la línea de flotación del gobierno de Mauricio Macri.

Lo cierto es que la Marina de Guerra argentina le ocultó tanto al presidente Macri como al ministro de Defensa, Óscar Aguad, durante 48 horas que la fuerza había perdido todo contacto con el sumergible después de que este sufriera una avería.

El asunto rozó el ridículo cuando el ministro Aguad debió admitir que se enteró de la desaparici­ón del navío a través de un portal de noticias.

El presidente argentino se dirigió entonces al edificio de la Armada y frente a sus más estrechos colaborado­res increpó al jefe de la fuerza. “¿Qué pasó?”, preguntó mirando al almirante Jorge Srur a los ojos. “No sabemos”, respondió. “¿Dónde está?”, reviró Macri. “No sabemos”, repitió el jefe naval en un diálogo digno de los hermanos Marx.

El intento fallido de mantener en secreto la desaparici­ón del submarino no ha hecho otra cosa que desnudar una crisis entre la Marina y el titular de la presidenci­a, que también es el comandante en jefe.

Además, la incertidum­bre y las versiones contradict­orias han alimentado teorías conspirati­vas del porte de un buque: que el ARASan Juan cumplía una misión secreta (falso); que el ARA San Juan pudo haber sido torpedeado por un barco extranjero (falso).

Solo falta que alguien eche a rodar la teoría de que el submarino fue abducido por alienígena­s, cosa que con el correr de los días y la creciente incertidum­bre de los familiares de los tripulante­s todavía puede llegar a ocurrir.

Lo que hasta hoy se sabe es que el ARASanJuan zarpó el lunes 13 de noviembre desde el muelle militar de Ushuaia, en el extremo sur de Argentina con 44 tripulante­s hacia la Base Naval de Mar del Plata. Que el miércoles 15 hubo un incendio a

La Marina le ocultó la informació­n tanto a Macri como al ministro de Defensa durante 48 horas La incertidum­bre y las versiones contradict­orias han alimentado teorías conspirati­vas

bordo y que —según el comandante-, el fuego fue sofocado, pero tres horas después perdió comunicaci­ón con tierra cuando se encontraba a 430 kilómetros de la Península de Valdez.

Nunca llegó a destino. Más tarde se supo que tres hidrófonos ubicados a miles de kilómetros de distancia y dedicados a monitorear ensayo nucleares clandestin­os habían registrado una explosión submarina el mismo día y a la misma hora de la desaparici­ón de la nave.

Para que un submarino pierda de manera simultánea la capacidad de flotación y de comunicaci­ón, lo más probable — dicen los expertos consultado­s por MILENIO—, es una explosión en las baterías producida por una combinació­n de ácidos que entraron en contacto con el agua cuando se sofocó el incendio anterior. Por ese motivo, los tripulante­s no alcanzaron ni siquiera a activar los mecanismos de emergencia.

Este viernes, en su primera aparición pública sobre el tema, Macri afirmó que el ARA San Juan estaba en perfectas condicione­s de navegabili­dad, desterrand­o las versiones que pretendían achacar el suceso a una mala reparación efectuada tres años antes por el gobierno de Cristina Fernández.

Ayer, en plena búsqueda, el jefe de la base de Mar del Plata pidió su retiro. En cuanto concluyan las tareas de rescate, Macri procederá a descabezar a las cúpulas de las tres Fuerzas Armadas.

A poco de cumplir dos años de gobierno, el trágico destino de la ballena metálica parece haberle recordado una frase acuñada por el político y periodista francés Georges Clemenceau (1841-1929): “La guerra es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de los militares”.

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ESTEBAN FELIZ/AP Familia de los tripulante­s esperan noticias en la base naval de Mar del Plata.

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