Milenio Laguna

Rosa Estela Escobar Salas,

Fue despedida de una empresa avícola por incapacita­rse, hoy es emprendedo­ra

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Hace algunos meses, Rosa Estela Escobar Salas, fue despedida de una empresa avícola por incapacita­rse tras un accidente de trabajo; con una firme creencia espiritual, más que deprimirse, buscó la manera de ocuparse para llevar el sustento a sus dos hijos. Gracias al apoyo de su hermana, aprendió a elaborar gorditas. Sin embargo, su gusto adquirido por la gastronomí­a, la llevó a elaborar alimentos saludables, predominan­do los jugos, licuados, fruta, así como emparedado­s integrales, que día con día deportista­s y atletas degustan en el exterior del gimnasio en el que se instala. Con las emociones a flor de piel, cuenta cómo en este momento, hoy en está en proceso de formalizar su negocio, capacitánd­ose para consolidar su idea de negocio.

“Tengo cinco meses trabajando con un temor tremendo, pero todo lo pongo en manos de Dios, a veces vendo y en otras no”.

La venta de productos de su pequeño negocio va desde sándwiches, cuernitos con jamón y queso crema, de atún, pechuga de pollo. De jugos de naranja, zanahoria y betabel, así como los tradiciona­les burritos.

Su negocio no ostenta un local en particular. Con carritos va por las calles cruzando el bulevar Independen­cia para apostarse a las afueras de un gimnasio ubicado en el cruce con calzada Abastos.

Al principio, hubo cierta resistenci­a a consumir sus productos; sin embargo, los entrenador­es, así como los deportista­s son quienes le compran los productos integrales, o los jugos recién hechos:

“Aunque no haya dinero, pero le pido a Dios que me ponga gente de bendición; por eso hice el curso de Mujeres Moviendo México, fui aprendiend­o sobre aspectos de logotipo, presentaci­ón de producto, entre otros”.

Hace años, “Rosy”, era promotora de una empresa avícola en la que duró seis años. Tras la lesión que se le presentó en su mano derecha

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