Caracho, don Heriberto, no es necesario ponerse de tapete para escribir una semblanza. Gil no da crédito y cobranza. Galindo no cesa, ni para (sin albur) de elogiar al candidato Meade
il ha observado que la temporada de patos, o electoral, como quiera usted llamarle, ofrece momentos extraños, como si todos estuviéramos dentro de una película de David Cronenberg y sucedieran cosas de miedo y desesperación. Gamés estaba leyendo su periódico La Jornada, un diario conocido y reconocido por su fiero liopezobradorismo, también es verdad que Osorio Chong aparece mucho en sus primeras planas, pero esa es otra historia. Pasando las páginas del periódico de marras ( gran palabra), Gilga cayó en una oquedad.
Gil se refiere al artículo de Heriberto Galindo Quiñones de inmarcesible título: “José Antonio Meade: nueva esperanza de México”. Galindo es un gallo priista muy jugado, bien jugado, buen funcionario, querido por propios y extraños. Gil está de plácemes, oigan esto, por piedad: “Meade fue considerado como el prospecto de mayor rentabilidad electoral, y como la opción política más aceptada tanto por la mayoría de la sociedad libre, que no milita en organización política alguna, como por una parte importante de los militantes priistas, más los segmentos sociales y personalidades de otras organizaciones partidarias que le han expresado sus simpatías”.
Gil sufrió un desvanecimiento: ¿sociedad libre? ¿Segmentos sociales? ¿Se refiere Galindo a la CTM y al Gordo? Cuidado, viene la Conapred y nos arma la de Dios es padre. Gilga pensó que estos artículos ya no se escribían, pero qué rayos, cada quien puede escribir lo que le venga en gana y desgana, nomás faltaba. Gamés quiere escribir artículos elogiosos, pero no sabe de quién y entonces se empieza a rascar la palma de la mano nerviosamente. Le dicen que si es la palma de la mano izquierda, eso es dinero. Gil no puede desprenderse de la prosa preciosa ( pro- pre) de don Heriberto: “Puedo afirmar que Meade buscará que las discusiones sean de alto nivel, con propuestas viables y concretas, a sabiendas de las vicisitudes y de las dificultades que normalmente se presentan en las precampañas y en las campañas políticas”.
Buena noticia: una idea siempre será bienvenida, pero si el multisecretario Meade va a dar clases en lugar de contender políticamente, Liópez se lo va a comer vivo y en pedazos. Caracho, don Heriberto, no es necesario ponerse de tapete para escribir una semblanza: “Con la selección de un ciudadano tan respetado como el abogado, economista y doctorado José Antonio Meade Kuribeña como candidato, y de obtener la Presidencia de la República, dependiendo de las circunstancias endógenas y exógenas que imponen la globalidad y la interdependencia en las que vivimos podrá surgir en México una nueva y muy sustendada esperanza de prosperidad y de orden integrado por un equipo de gobierno de primera y sin sospechas”.
Ajúa, qué bonito es lo bonito: endógeno y exógeno y oxígeno, sí señor. Un equipo de primera y sin sospechas. Ay, don Heriberto, estos textos le recuerdan a Gil el futuro, o como se diga. Muchas palabras para obliterar ( grandísima palabra) la verdad, o la mentira, según. Gil no da crédito y cobranza. Heriberto Galindo no cesa, ni para (sin albur) de elogiar al candidato Meade. Es que de veras: “Meade tiene madera de estadista, pero antes tendrá que demostrar su fortaleza y su tino como candidato exitoso, que convence y puede triunfar, buscando consensos para la unidad nacional; y si lo logra, como es deseable, habría que esperar mucho de él, de su visión, energía y sensibilidad (…)”. Dios de bondad.
Este artículo, o lo que sea, Gil lo va a atesorar, los guardará en el arcón de los bellos recuerdos de la desvergüenza priista.
Dice Galindo: “Habrá que ir en busca de un crecimiento económico más fuerte y sólido que el que hemos alcanzado en los últimos sexenios”. Mejor vamos todos a cantar, como la esposa de Liópez, unas canciones bonitas. Gil ya escogió la canción del candidato priista, “La Mentira”: “Por mi parte/ te devuelvo tu promesa de adorarme/ Ni siquiera sientas pena por dejarme/ Que ese pacto/ No es con Diooos”.
Sí, los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el camarero se acerca con la bandeja que sostiene la botella del Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular la frase de Séneca por el mantel tan blanco: Seas parco en elogiar, y más parco todavía en vituperar. Gil s’en va