2018 y los retos del establishment
Una vez más, la contienda presidencial anuncia un choque de las fuerzas del
establishment contra López Obrador. Aunque en ese sentido la situación no es distinta a lo que vimos en 2006 y 2012, el hartazgo social y el rechazo al sistema son mucho mayores ahora. Nunca el reto había sido tan grande.
México no está solo en esta encrucijada. En el voto sobre el brexit o en la elección de Estados Unidos también se jugó la continuidad de las políticas de las élites. En ambos casos el descontento venció al sistema.
En la revista National Review (10/11/17), Michael Brendan Dougherty identifica los desafíos de quienes abanderan la continuidad en Estados Unidos. Los paralelismos con México son innegables. Según el autor, el problema no es que los mainstreamers carezcan de conciencia pública o sentido social, sino que les cuesta abandonar el viejo discurso y ver más allá del añejo sistema. Saben que hay problemas, pero sus soluciones se limitan a una mejor gestión tecnocrática.
Para ellos siguen vigentes las condiciones de los años 90, cuando ascendían al poder y todo se alineaba con su doctrina: cada vez más países adoptaban el credo liberal y la economía mundial se expandía. “Quien objetara el modelo era un idiota”, dice el autor.
Los mainstreamers piensan que nada ha cambiado, que solo ellos entienden al mundo y por eso deben seguir gobernándolo. En esa lógica, factores como el brexit o Trump no son más que aberraciones históricas que se corregirán con el tiempo.
Además, este grupo no se siente cómodo hablando de los problemas sociales, prefiere las estadísticas que despersonalizan un discurso que debería ser más empático. Así, aunque tuvieran razón, les falta la conexión social que sí tienen sus oponentes.
Y ahí está la gran desventaja de los defensores del establishment, en México y en el resto del planeta. En este proceso electoral, ese sector deberá trascender los dogmas del liberalismo para construir un discurso menos técnico y más humano. Es su única posibilidad de conectar con una sociedad que ya no quiere más de lo mismo.