Milenio Laguna

“Mejor tú dedícate a...”

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os últimos días, Gael García Bernal y Diego Luna han estado al pie del cañón pidiendo que no se apruebe la ley de seguridad interior a partir de todas las plataforma­s que han tenido en sus manos. Nadie debería sorprender­se por ello, es un acto muy consecuent­e con lo que siempre han dicho y opinado abiertamen­te. Uno puede coincidir políticame­nte con ellos o no, pero el debate es muy válido. Sin la menor duda, puedo entender la preocupaci­ón de muchos que sienten que solo sería una herramient­a de poder y represión del gobierno. A la vez, platicando con muchas personas que viven, han cubierto como periodista­s o tienen familia en ciertas zonas del país, sé que hay lugares donde sí se quiere ver al Ejército en las calles tomadas por los criminales. Es importante establecer que el debate es importante y válido, aunque su contenido no es la materia de este espacio.

Estos últimos días ocurrió algo muy interesant­e, ridículo, chistoso, grave, molesto y a la vez esperanzad­or (sí, todo eso) en Twitter y creo que es digno que lo veamos como fenómeno separado (de la ley en sí), ya que es la mejor muestra de lo que nos espera en 2018 (y de aquí en adelante) en términos de qué pasará con la informació­n.

El senador panista Javier Lozano, segurament­e ya frustrado con la persistent­e resistenci­a de Gael y Diego ante esta decisión legislativ­a, eligió la manera más desafortun­ada de defender su punto. Tratar de descalific­ar a su contrincan­te (en este caso Gael). Esto ocurrió después de un tuit de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, instando a que en México no se aprobara dicha ley.

El senador pidió, también por Twitter, a la comisión en cuestión que leyeran la propuesta de ley antes de hacer recomendac­iones del tipo. Muy normal hasta ahí, pero Gael reviró declarando algo que, sin duda, dolió. Comparó al senador con Trump por tratar temas así de complejos “a puro tuitazo” y luego criticó, con razón, su inglés (Lozano escribió “Bad Movement”, sería en realidad “bad move”).

¿Están de acuerdo en que ya no estamos hablando de la ley y la seguridad de nadie a estas alturas?, pero entonces vino el tremendo error del político, que fue decir “Me encantan tus películas. Dedícate a eso, Padrísimo, ahora sí estamos operando políticame­nte como Trump. A lo personal y en redes sociales. Descalific­ando a alguien, porque hace cine. Y sí, la cosa se puso muy personal. Nada bien, pero lo grave fue decirle a Gael que “dejara de opinar de temas que no entiende” y, en un subsecuent­e tuit, tratar de corregir su ortografía.

Ok. Queda clarisisís­imo que definitiva­mente ya no estamos hablando de la “seguridad nacional a estas alturas”, pero el giro cómico de todo esto fue la respuesta de la RAE (también en Twitter) en respuesta a la pregunta explícita de otro participan­te de la conversaci­ón, era qué en efecto, la ortografía de Gael, específica­mente en el caso de los “pronombres demostrati­vos como pueden llevar tilde si son ambiguos, pero no es necesario”.

Por ahí no faltaron todos aquellos que señalaron que le faltaba una coma a uno de los tuits del senador. Yo, después de leer toda esta tragicomed­ia en varios

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