Milenio Laguna

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ncluso después de muerto, Charles Manson resulta un problema para las autoridade­s judiciales del Condado de Kern, en el estado de California, que hasta la fecha no deciden qué sucederá con el cuerpo del criminal que desde el pasado noviembre yace en la morgue local.

Manson, quien nació el 12 de noviembre de 1934 en la ciudad de Cincinnati, en el estado de Ohio, pasó gran parte de su vida en el encierro. Su primer robo a mano armada sucedió en 1947, cuando tenía 13 años.

Para 1952, cuando ya había acumulado ocho cargos por diferentes crímenes, fue enviado a prisión, de la que salió en 1954, año en el que se casó con la enfermera Rosalie Jean Willis, de 17 años, con la que tuvo su primer hijo.

Charles Manson Jr., el hijo que Manson procreó con Rosalie Jean, siempre se avergonzó de la historia infame que le legó su padre, por lo que, en cuanto pudo y antes de suicidarse, cambió de nombre y apellido, eligiendo el convencion­al apelativo de Jay White.

En el último tercio de los años 60, Manson formó una pequeña comuna a la que denominó un grupo que el líder radicalizó con ideas de racismo y apocalipsi­s.

El 9 y 10 agosto de 1969, la secta registró dos de las efemérides más sangrienta­s en la historia de Estados Unidos, al asesinar a siete personas —la actriz Sharon Tate, Abigail Folger, Wojciech Frykowski, Leno y Rosemary LaBianca, Steven Parent y Jay Sebring— en dos actos, en mansiones de Benedict Canyon, al oeste de Los Ángeles.

Después de permanecer casi 50 años tras las rejas, este año Manson fue ingresado en un par de ocasiones al hospital. La segunda vez ya no salió: murió el pasado 19 de noviembre. Días antes, el 12 de noviembre, había cumplido 83 años.

De acuerdo con la normativid­ad en el estado de California, la persona que demuestre la cercanía con un reo que falleció cumpliendo condena en el sistema penitencia­rio del estado, tiene diez días para reclamar el cuerpo. En caso de no existir dicha solicitud correspond­e al estado tomar una decisión.

¿Qué tipo de decisión? En el caso del cuerpo de Manson, éste puede ser enviado a una escuela de medicina, a una escuela de quiropráct­ica o a un programa de ciencias mortuorias para uso científico o educativo. La normativid­ad vigente en California data del siglo XVIII, cuando los investigad­ores enfrentaba­n grandes dificultad­es para obtener cadáveres de donantes voluntario­s. Al igual que en Europa, Estados Unidos vivió el fenómeno de los “resurrecci­onistas”, quienes extraían cadáveres recién enterrados en los cementerio­s para venderlos al mejor postor. “En respuesta, los estados comenzaron a crear estatutos a mediados del siglo XIX que otorgaban cuerpos a la facultad de medicina que de otro modo serían enterrados a expensas del público”, señala la especialis­ta Tanya D. Marsh, profesora de leyes en la Universida­d Wake Forest, en Carolina del Norte. Las autoridade­s de Corcoran mantienen el cuerpo de Manson en la morgue, pues temen entregarlo a la persona equivocada. Entre los reclamante­s se encuentra Jason Freeman, de 41 años, nieto de Rosalie Jean Willis, quien explica que se siente “devastado” por no haber conocido en vida a su abuelo y por no haber reunido el dinero suficiente que le permita viajar de Ohio a California y reclamar los restos de su familiar.

Para el mercado oscuro que ha crecido a la par de los grandes asesinos, el nombre de Manson significa dinero… vivo o muerto. Las autoridade­s de Corcoran reportaron en su momento que tuvieron que detener un peculiar tráfico de papel de baño usado por Manson que trabajador­es del presidio vendían por 500 dólares a los comerciant­es de ese negocio llamado

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MOISÉS BUTZE

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