Miles de bolches entraron a EU por frontera con México”
La noticia la daba EU, y si era cierta había grandes problemas. ¡Gulp! Eso porque las cámaras gringas habían reducido dineros para vigilancia fronteriza
No se apuntalaba de que lugares eran esos presuntos bolches, ni si México fue lugar de tránsito, ya que México había ofrecido previamente a algunos países de Europa, tierra y trabajo para que se establecieran en calidad de refugiados.
Se mencionó por primera vez el asunto del gringo Jenkins, cónsul gringo, mañoso como el demonio, que según esto fue plagiado y nadie sabía dónde estaba; ya luego saldría el peine, pero por entonces existía gran preocupación, sobre todo con lo mal que estaban las relaciones entre México y EU.
Los expertos en política criticaron acremente a las minorías en la cámara de diputados, porque prácticamente cayeron como los hijos de Confucio que eran, y se confundieron muy feo con unas mentirillas que les dijeron las mayorías, hasta que terminaron votando contra los poderes extraordinarios que Carranza tenía en materia de dineros.
El que ya estaba menos malo era el presidente Wilson que se dio tremenda enfermada después de volver a su país luego de las negociaciones de la guerra. Antes no se murió. Igual si se hubiera muerto, la historia sería probablemente muy diferente.
La reina española de cuna británica, Victoria Eugenia, era mal querida en su corte y por su marido. Pero era una mujer abnegada. Salió rumbo a París a reunirse con su viejo, el rey Alfonso XIII que ya andaba por allá dándole vuelo a la hilacha, por que el si tenía fama de voladito.
Francia, por cierto, comenzó a repatriar a civiles alemanes. Mandó una tanda de 600. Se esperaba que para los primeros de noviembre de aquel año se hubieran ido ya todos aquellos que estaban a resguardo de la autoridad gala, que no habían hecho nada, pero no se les fuera a ocurrir.
En Veracruz fue puesto en la picota el presidente municipal en contra de quien se inició una averiguación por que el hombre era de lo más gandallón. Todo a raíz de una queja del periódico homónimo y hermano La Opinión jarocha. Aquí por más que se le tiraban periodicazos a Eduardo Guerra, nadie le paraba los altos correspondientes.