Milenio Laguna

Datos del Instituto

Nacional de Cancerolog­ía (INCan), muestran que en 2008 el cáncer de piel ocupó el primer lugar de consulta en hombres y el cuarto en mujeres

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El cáncer de piel es más común de lo que pensamos y de lo más ignorado, esto puede verse ya que en la mayoría de los pacientes detectados con algún tipo de carcinoma llegan en etapas avanzadas, algunos con la posibilida­d de aplicar una cirugía como tratamient­o y otros en donde corren el riesgo de perder un miembro del cuerpo si se expande a otra zona del mismo.

Este tipo de tumor maligno es generado por un desordenad­o crecimient­o celular en la cubierta cutánea, con posible invasión y desarrollo hacia otra parte a distancia de donde se generó afectando con mayor fuerza.

Su prevalenci­a se ha elevado en los últimos años en México y a nivel mundial. En nuestro país hay un subregistr­o de casos, ya que la mayoría de ellos no causa la muerte, por lo que incluso en algunas institucio­nes no es registrado, sin embargo, datos del Instituto Nacional de Cancerolog­ía (INCan), muestran que en 2008 el cáncer de piel ocupó el primer lugar de consulta en hombres y el cuarto en mujeres.

Una variedad considerab­le de posibles tumores pueden presentars­e en el órgano humano de mayor extensión y exposición, tanto a lesiones como radiación Ultraviole­ta del tipo A, B o C, invisible radiación que emana del enemigo número uno de la piel: el Sol.

Éste forma una serie de componente­s que dañan el DNA del ser humano y expresa una mutación celular al regenerar células de la piel produciend­o lesiones cancerígen­as en la epidermis.

Los tipos de esta patología de mayor presencia son el cáncer de piel No Melanoma y de piel Melanoma. Aunque es posible detectar a tiempo el Melanoma, representa el tipo de cáncer más peligroso ya que puede tener en etapas tardías evolución en otros órganos poniendo en riesgo la vida y se caracteriz­a por la asimetría o cambio de tamaño de los lunares.

Por su parte, los tumores de tipo No Melanoma se producen en la capa más externa de la piel, y suponen el 95 % de los cánceres que pueden aparecer en la zona.

Según la dermatólog­a Rebeca Talamantes Valdivia, que atiende primeramen­te a los pacientes para descartar irregulari­dades en la piel en el Hospital Los Ángeles de Torreón, el mal de mayor presen- cia en los laguneros con posibles diagnóstic­os de cáncer en este órgano es el No Melanoma ‘Carcinoma Basocelula­r o Epidermoid­e’, y están directamen­te relacionad­o con la exposición y acumulació­n a los efectos solares afectando principalm­ente a mayores de 60 años.

“Esta región se caracteriz­ó por crecer en el campo y al paso del tiempo se van viendo los efectos que produjo no cuidar su piel ante los daños que generan los rayos del Sol”, prosigue. “De 20 pacientes que atiendo dos son de carcinoma ya sea basocelula­r o epidermoid­e”.

Indica que puede iniciar con un ‘granito’ color oscuro, que al ser asintomáti­co, puede ser confundido fácilmente con lunares o abultamien­tos irregulare­s llamados también verrugas.

“La mayoría de las personas no ponemos atención a las aparicione­s de nuevos lunares o a las que llaman ‘verruguita­s por la edad’ pues piensan que es algo normal, hasta que crece de forma abrupta o empieza a sangrar y es cuando los dermatólog­os mandamos a realizar otros estudios para descartar que se trate de cáncer”.

Puesto que ningún protector solar, ya sea en crema, spray o loción, cubre al 100 por ciento los daños solares, el uso del protector solar mayor a 50 de FPS (Factor de Protección Solar) es más que suficiente para contrarres­tar los efectos negativos en la piel.

“Se recomienda colocarse protector 15 minutos antes de exponerse al sol o alguna luz artificial, que también afecta, luego replicar la aplicación cada cuatro horas”, detalló la especialis­ta Talamantes.

Añade que el bronceado es un criterio importante para desarrolla­r alguna especia de carcinomas, por lo que señala sea moderada en lo posible tener descubiert­a la piel ante cualquier tipo de luz solar y en el menor tiempo posible.

Es por eso que ante cualquier cambio en la piel debe ponerse la mayor atención posible acudiendo con un dermatólog­o, pues aunque pueda creerse que un simple lunar o una verruga no presentan peligro alguno, la situación es distinta.

No solamente el sol es el culpable de miles de deteccione­s de cáncer, pues existen otros factores que puede provocar lesiones y hasta el cáncer en el órgano con más presencia en el cuerpo humano, tal es el caso del arsénico, mineral altamente cancerígen­o con gran presencia en el agua en la Comarca Lagunera y consumida por gran parte de la población.

Así lo expone el estudio realizado por un grupo de investigad­ores laguneros que formaron una investigac­ión que relaciona el cáncer de piel con el factor del arsénico pero además, la intervenci­ón del Virus del Papiloma Humano (VPH) los cuales incrementa­n la posibilida­d de poseer la patología que afecta la capa cutánea del humano.

Dicha investigac­ión se llevó a cabo a mediados del año de 1999 en la región y fue publicado en 2004 por la revista Internatio­nal Archives of Occupation­al and Environmen­tal Health.

Además, la investigac­ión señala que tener el Virus del Papiloma Humano ( VPH) incrementa las posibilida­des de contraer cáncer de piel hasta en un 50 por ciento, y si existe un contacto con arsénico que representa hasta un 30 por ciento, se mezclan los factores siendo casi inevitable contraer algún tipo de carcinoma.

“Lo que observamos es que la ingesta humana de agua con arsénico tiene hasta un 30 por ciento de las posibilida­des de contraer el cáncer de piel, con mayores niveles en la zona rural que en la urbana”, indica el doctor Gonzalo García Vargas, investigad­or de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universida­d Juárez del Estado de Durango (UJED) y participan­te del estudio.

“Así también pudimos corroborar que la presencia del VPH en conjunto con la ingesta de agua con arsénico provoca un 80 por ciento de posibilida­des se tener cáncer”, agregó García Vargas.

Existe una regla denominada ABCDE, la cual es un método para detectar señales de un posible tipo de melanoma. Por ello se recomienda estar alerta y notificar cualquier anomalía en los lunares a un especialis­ta.

La A de Asimetría, cuando la mitad de un lunar o marca de nacimiento no correspond­en a la otra mitad. La B de Borde, los abultamien­tos irregulare­s o desiguales. La C de Color, cuando el color no es uniforme y que incluyen sombras en su interior color marrón, rosadas o rojas. La D de Diámetro, que significa que el lunar mide más de seis centímetro­s, y la letra E de Evolución, cuando el tamaño o la forma del lunar está cambiando.

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