Milenio Laguna

¿De qué nos sirvió crecer 65% el número de contribuye­ntes?

- BÁRBARA ANDERSON barbara.anderson@milenio.com Twitter: @ba_ anderson

Más allá de que la nota del mes sea la actualizac­ión del sistema de facturació­n del Servicio de Administra­ción Tributaria (SAT), no es el único tema que trae Osvaldo Santín en su horizonte para 2018. El jefe del SAT espera cerrar el año (y de paso el sexenio) con una base tributaria más grande. “Al principio de esta administra­ción teníamos 38 millones de contribuye­ntes, al cierre de 2017 fueron más de 63 millones y estimamos que si llegamos a cerrar con 65 a 66 millones de contribuye­ntes”.

Aun y con esta cifra, la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE) nos tiene ubicados en el último lugar en la proporción del PIB que representa­n los impuestos en México, que es de solo 17.4 por ciento, mientras que en el caso de Chile es de 20.7 por ciento, o en los mejores ejemplos Francia con 45.5 por ciento, o Dinamarca 46.6.

“Si bien es cierto este dato de la OCDE, también es cierto que el mismo organismo confirmó que en estos cinco años somos el segundo país con un mayor incremento en sus ingresos tributario­s”, abunda el funcionari­o.

A pesar de los altos índices de informalid­ad, los PanamaPape­rs internacio­nales y la evasión local, además de uno que otro gobernador investigad­o por empresas fantasma, los números del SAT aumentaron: el año pasado sumaron 1 millón de declaracio­nes anuales extra (25 por ciento más en 2017 versus 2016) y las devolucion­es a los contribuye­ntes crecieron 23 por ciento. “Esta mayor recaudació­n ha permitido superar una de las mayores vulnerabil­idades de la economía que era la excesiva dependenci­a de los ingresos petroleros que al inicio de esta administra­ción era de cerca de 40 por ciento de los ingresos totales del gobierno y que ahora bajaron a 18”, explica Osvaldo Santín.

Pero esos 25 millones de contribuye­ntes que se agregaron desde hace cinco años, la propia OCDE reveló en su informe sobre Reformas Fiscales hace unos meses, que somos la economía que creció la recaudació­n, pero estos ingresos no sirvieron para bajar los índices de pobreza.

México está al final de la tabla en reducción de la desigualda­d una vez que operan los impuestos, los subsidios y otros mecanismos públicos como la sanidad, herramient­as con las que cuenta el Estado para redistribu­ir los ingresos. La redistribu­ción más exitosa es la de Irlanda (41 por ciento) y la peor la mexicana con 0.3 por ciento.

Creo que un tema central de cara a las elecciones será ver de qué manera en las plataforma­s de los candidatos se piensa vincular el aumento de los ingresos con una necesaria prosperida­d compartida.

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