La forma del agua
Las salas de cine comerciales tuvieron un arranque bastante potente en enero con la llegada de La forma del agua, una producción argumentalmente bien armada y estéticamente hermosa.
La cinta dirigida por Guillermo del Toro se mantiene fiel al estilo de personajes fantásticos, pero es la más sensible en ese terreno y dinámica en el sentido de que mantiene al filo del asiento a quien acude a verla.
El filme cuenta la historia de Elisa (Sally Hawkins) una mujer joven que trabaja como conserje en una labora- torio del gobierno durante la Guerra Fría, ahí se enamorá de un hombre anfibio.
A lo largo de la historia vemos cómo se va dando el enamoramiento entre ambos, los fines por los que realmente está recluida la criatura y la intervención de Richard Strickland (Michael Shannon) que complica la vida de los protagonistas.
La película también tiene lo suyo en cuanto a sus personajes secundarios, de los cuales quedan perfectamente explicadas todas sus motivaciones y cómo son cómplices de Elisa.
Sin embargo, nada de eso hubiera sido posible sin los talentos actorales de Richard Jenkins, Octavia Spencer y Michael Stuhlbarg que dan vida al mejor amigo solitario que decide darlo todo para hacer feliz a su inquilina, la compañera de trabajo fiel en las buenas y malas, así como un hombre de ciencia que ve más allá de las ambiciones de una guerra.
Por eso, su fotografía hermosa y la sensibilidad de una banda sonora que pone a bailar hasta al más frío, La forma del agua es una cinta que se perfila como fuerte a dar la sorpresa en la próxima entrega de los Premios de la Academia.
Ya lo hizo en los Globos de Oro al obtener siete nominaciones y darle a su creador reconocimiento de mejor director y el de mejor banda sonora.
Para tomar en cuenta: ya está abierta para toda Latinoamérica la selección de este año de My French Film Festival.
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