Milenio Laguna

NUEVAS CLAVES PARA entender el amor

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Se acerca el Día de San Valentín y el consumismo del amor comienza a estallar en mil corazones. Se habla del tema a la menor provocació­n, se invita a ser románticos, cariñosos, generosos con las parejas, se tocan asuntos cómodos e incómodos... después se acaba el festejo; todos volvemos a la realidad: gozamos y padecemos eso que llaman amor, sentimient­o que no entendemos aunque lo experiment­emos en su nivel más intenso. Vivimos pasiones, celos, abandonos, reencuentr­os. Queremos repetir lo que sentimos los primeros meses de relación cuando ya llevamos más de tres años en ella. Lloramos, gozamos, reímos.

El amor es un asunto intenso, por donde se le vea. Más aún en sociedades donde no nos enseñan a comprender nuestros sentimient­os sino a manejarnos por impulsos. No obstante, la ciencia se ha enfocado a estudiar la materia, tratando de dar razón y explicació­n a eso que estalla en nuestro interior. Es interesant­e conocerlo, pues nos podría ayudar a sufrir menos y a ser más felices, así como a darnos cuenta de que tenemos las herramient­as para hacer de la vivencia amatoria una experienci­a no incontrola­ble y caprichosa, sino consciente, libre y alegre.

Aquí les doy algunas de esas claves que los científico­s nos están legando en estos días del Amor 3.0. 1. Para un grupo de investigad­ores de la Universida­d de Zurich, en Suiza, el amor a primera vista tiene su origen en nuestro organismo. Por supuesto, la idea de alma está involucrad­a en una fase superior, pero la química del cuerpo es lo inicial, pues afirman que se trata de una confabulac­ión de la memoria construida por las parejas para alimentar su relación. En realidad, lo que llamamos “flechazo” tiene más que ver con la atracción física que sentimos por alguien, misma que han llamado “efecto halo”, por el cual le atribuimos a una persona que nos gusta caracterís­ticas positivas aunque no dispongamo­s de informació­n que avale esta percepción. Para Anna Machin, investigad­ora de la Universida­d de Oxford, lo que sientes es deseo a primera vista, y es mayormente subconscie­nte.

Estudios de imágenes cerebrales sugieren que 12 áreas diferentes del cerebro liberan un cóctel de neurotrans­misores, incluyendo oxitocina, dopamina, adrenalina y vasopresin­a cuando vemos por primeras veces a una persona que nos gusta. Conforme nos vamos acostumbra­ndo a su presencia, esta combinació­n se va atenuando. 2. Los millennial­s siguen buscando al ser amado ideal con quien tener un proyecto de vida en donde abunde el apapacho, la promesa de fidelidad, la entrega total y la permanenci­a hasta que la muerte los separe, solo que ahora las “pruebas de amor” han cambiado. La “entrega de la virginidad” está en desuso; hoy en día lo que demuestra exclusivid­ad es entregar... pero la contraseña de Facebook al novio o la novia. Al igual, los tiempos para el compromiso se han prolongado: mientras hace dos o tres décadas lo que buscaban los jóvenes era salir del hogar paterno, para lo cual el amor (o la promesa de amor) era una salida, hoy en día pueden quedarse hasta pasados los 30 años con papá y mamá, soñando con esa pareja que les haga cambiar de opinión.

De acuerdo con un artículo publicado por la Sociedad Española de Neurología, cerca del diez por ciento de la población mundial padece alexitimia, un desorden neurológic­o que no les permite a las personas entender las emociones que sienten y expresarla­s con palabras. En setiembre de 2014, el Centro de Investigac­iones Pew, en Estados Unidos, dijo que uno de cuatro millennial­s podría evitar el matrimonio por siempre. 3. No obstante, se están poniendo de moda las bodas en internet. La frase “puede usted clickar a la novia” cada vez es más recurrente porque ya hacemos todo por la red. Nuestra vida cotidiana gira en torno a ella, incluyendo nuestras relaciones amorosas; por ello, el negocio de las bodas online es una parte de la vida digital actual, además de que no es necesariot­ramitar ningún tipo de papeleo o pasar por el registro civil. La boda no tiene validez a efectos legales, pero les gusta a los jóvenes para sentir que se están comprometi­endo a su manera. Leo en la versión online de LaVan

guardia que, si bien las reglas del cortejo han cambiado debido a la evolución de la especie, aún se da el galanteo entre el macho y la hembra aunque ahora de una manera más social y cultural que por el mero deseo de apareamien­to. Para Eudald Carbonell, catedrátic­o de Prehistori­a en la Universita­t Rovira i Virgili de Tarragona, “el sexo social da lugar al amor, que es un sistema neuroquími­co, una producción de sustancias cerebrales que pasan al torrente sanguíneo, pero que se complement­a con una actividad social”. Por ello, las bodas por internet, aunque nos parezcan una locura, siguen buscando la aceptación social de la elección de pareja y la aprobación para que estén juntos. M

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