Milenio Laguna

El jazz-tango, un nuevo capítulo musical: Ziegler

“Yo tenía toda la libertad para improvisar dentro del quinteto de Astor Piazzolla; ahí fue naciendo mi identidad”, explica el artista a MILENIO

- Xavier Quirarte/ México

Cuando en 1978 Astor Piazzolla llamó a Pablo Ziegler para invitarlo a formar parte del que sería su último quinteto, el pianista se mostró muy agradecido, aunque le advirtió: “No entiendo por qué me llamas a mí: yo no toco tango”, a lo que el bandoneoni­sta respondió: “Por eso te llamo”.

Ziegler tenía una carrera en la música clásica, el jazz y el pop, además de ser arreglista y componer para cine y televisión. Pero Piazzolla sabía lo que tenía en mente, tanto, que el pianista permaneció 11 años en el quinteto y grabó con éste discos como Biyuya, LiveinWein, Elnuevo tango:Piazzollay­GaryBurton, Horacero y Lacamorra.

Cuatro décadas después, el músico que antes de Piazzolla tocaba tango solo para sus amigos, ganó el Grammy en la categoría de jazz latino por el disco Jazz Tango (Soho, 2017). Acompañado por Héctor del Curto en el bandoneón y Claudio Ragazzi en la guitarra, interpreta obras de su maestro y composicio­nes propias. “Un corolario más de una vasta trayectori­a en la vanguardia y el clasicismo del tango proyectado­s a Nueva York”, escribió un reportero del diario Clarín, de Buenos Aires.

En entrevista telefónica con MILENIO desde Nueva York, donde reside hace varios años, Ziegler refiere que la noticia le sorprendió mucho: “Ya había ganado un Grammy latino en 2005 por Bajocero, y había tenido varias nominacion­es, pero nunca pensé que con esta música iba a entrar al premio estadunide­nse en la categoría de jazz latino. Esta categoría siempre ha sido patrimonio de quienes hacen fusión con la música caribeña, más que nada, o algunas cosas de Brasil o España, gente como Chick Corea, Chucho Valdés y Michel Camilo, incluso Arturo O’Farrill con su Latin Jazz Orchestra, que es fantástica, y que ganó el Grammy por composició­n original”.

Al explicar los motivos por los que piensa que se le otorgó el galardón, el pianista considera que “los votantes están acostumbra­dos a escuchar una música de jazz estadunide­nse que tiene un sello, que no ha cambiado mucho en los últimos años. Tiene grandes solistas, pero yo sigo escuchando más o menos lo mismo, el mismo color. Los votantes están esperando un cambio y creo que escucharon que lo mío es diferente. Haber ganado esto es un cambio importante: hemos abierto una nueva puerta dentro del jazz latino”. ¿Dónde surgió este estilo? Cuando estaba con Piazzolla, quien me llamó porque quería un cambio en su grupo, así que insistió: “¿Pero sí tocas tango?”, y yo le respondí que sí, pero para mis amigos. “Pues ahora vas a tocar conmigo”, dijo. Con él fui desarrolla­ndo este estilo porque tenía toda la libertad para improvisar dentro del quinteto. Ahí fue naciendo mi identidad musical como pianista y como compositor. Empecé una nueva carrera, digamos, dentro de lo que se llama el nuevo tango, hasta llegar a la combinació­n con el jazz que, me doy cuenta, es un nuevo capítulo en la música de Buenos Aires. ¿Cuál es su disco favorito con Astor Piazzolla? Lacamorra, que fue su última grabación en estudio y realmente fue como la culminació­n de toda una carrera como compositor; las obras contenidas son fantástica­s. Fueron sesiones lindas, muy relajadas. Nosotros veníamos tocando esa música, así que no había problema. Me acuerdo que para un solo muy complicado hasta alquilaron un piano especial. Tengo recuerdos muy particular­es de todas las sesiones que hicimos con Astor, de los conciertos, de todo lo que hacíamos. ¿Se incorporab­a la improvisac­ión? Al principio me dio un enorme paquete de música que era muy compleja, porque él escribía todo, como músico clásico (en general también en el tango tradiciona­l todos los músicos tocan, con la partitura enfrente, las notas que el compositor y el arreglista ponen, nada de improvisac­iones). Pero luego entras a lo tuyo. Hay un video muy bueno del Festival de Montreal, de 1984, donde estamos haciendo una especie de jazz tango, fundamenta­lmente entre Astor y yo, porque ya empezábamo­s a improvisar en esa época. Pero lo hacíamos desde nuestra música, con el tango nuevo, no era improvisac­ión jazzística, que es lo que yo he tratado de desarrolla­r a través de los años. He creado composicio­nes que tienen que ver con eso, pero sigue siendo música de Buenos Aires. Tengo entendido que usted quiso ser médico... Sí, pero me dediqué a la música... Tal vez la mejor receta que pueda prescribir es esta música, qué sé yo (risas). Siempre hago la música desde mi corazón y mi conocimien­to, porque también hay que estudiar y trabajar. Soy un trabajador de la música, desde que me levanto y hasta cuando duermo creo que estoy laborando.

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CORTESÍA MASAE SHIWA De izquierda a derecha: Héctor del Curto, el pianista y Claudio Ragazzi.

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