Milenio Laguna

Tampico suspendía labores petrolífer­as

Las suspensión dejaba sin dinero, trabajo y comida a las familias de al menos 30 mil obreros

- Cecilia Rojas

Agentes del gobierno recorrían la región dando la orden de suspender el trabajo y tirar las torrecilla­s de extracción, al menos por parte de la Boston Petroleum. El mismo gobierno se enojó consigo mismo.

Las autoridade­s mexicanas virtuosas hicieron una de las suyas. El inspector de migración en Tampico le aplicó chica multota a Jose Pulfod, cónsul británico que arribó a esos lares en el barco Actor que venía desde Nueva Orleans.

Pero el sonso del inspector se equivocó. La multa era de 300 pesos oro nacional, por desembarco, pero esa multa era para el capitán, porque presuntame­nte en Nueva Orleans había peste bubónica y el cónsul se bajó muy a gusto, sin tener en cuenta aquello.

Por cierto nada más Pulfod y su señora se bajaron del barco, con permiso y toda la cosa, después de ser verificado­s por personal médico. Pero el cónsul estaba muy enojado por la multa, y eso presagiaba problemas diplomátic­os. De por sí, ya nos andaba.

“México marcha a la vanguardia de los pueblos de habla latina”, decía el sociólogo argentino Julio Barcos en una conferenci­a que impartió en El Salvador. Era la vanguardia de códigos, leyes, y hábitos instituido­s entre su población. Como estarían los demás.

En EU había una intensiva persecució­n de radicales rojos, sobre todo en la costa oeste. Se les confiscó un periódico propagandí­stico que tenían y su director fue arrestado. Había una abierta y franca persecució­n contra cualquier atisbo de izquierdos­idad.

El poeta guerrero, como deberían ser todos los poetas y todos los guerreros, Gabrielle D´Anunzzio seguía con sus triunfos en Fiume, territorio que recuperó para su patria italiana. La gente le demostraba su simpatía de mil maneras.

México vivía un drama. El de la clase media. A decir verdad ese concepto ha sido una especie de sueño que per se no ha existido del todo en nuestro país. Las clases socio económicas están demasiado polarizada­s ahora; por entonces había aún algo de definición.

Sin embargo eran ellos los que más se esforzaban. Que usaban ropa con tela barata pero de buen corte, que esforzaban, que se atrevían a soñar. Mas la consigna era perecer o producir. El augurio era muy malo. Aunque usted no lo crea, se considerab­a que la mayor parte de la población nacional era de clase media. Y que serían propensos al socialismo.

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