El México real
No lo digo yo, lo dicen las estadísticas del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Al parecer, caminamos poco a poco para atrás, pues más mexicanos se unen a la lista de pobres que constantemente produce este país. Lo reporta hace unos días el propio Coneval, pues los mexicanos que no les alcanza el ingreso de su trabajo para comprar la canasta básica creció al 41% en el último año y el panorama lejos de mejorar parece empeorar, pues la inflación que padecemos pulveriza los salarios de los trabajadores y provoca que el poder adquisitivo se reduzca tan solo en 2017, en un 2.5%. Este fenómeno se da a lo largo de todo el país, ya que 20 de los 32 estados vieron aumentar el porcentaje de su población que no puede completar para comprar la canasta básica.
Es el cáncer de la desigualdad que no se puede ocultar, a pesar del triunfalismo del Secretario de Hacienda, quien nos reporta con orgullo, a través de todos los medios masivos, televisión, radio y prensa, en una cobertura espectacular, que la economía del país lleva ¡35 meses con desempeño positivo! caso inigualable en todo el mundo. Somos los campeones mundiales del crecimiento económico, pero...
Difícil de digerir tremenda noticia, pues la realidad que vive todos los días el ciudadano común es otra. Tal vez el funcionario se refiere a la parte de la economía que medio funciona, pues lo que sí es un hecho, y muy palpable, es que el modelo que nos rige actualmen- te no contempla la atención a los marginados, ni a los informales, o a los campesinos, menos a los indígenas, no se diga a las regiones devastadas por los fenómenos naturales o por el crimen organizado. Los pobres existen para las autoridades, por desgracia, solo como entidades sujetas al asistencialismo gubernamental y no como actores económicos de verdad.
La realidad es terca y a pesar de que solo por haber nacido en México la Constitución “nos garantiza” a todos el derecho a la salud, educación, vivienda, trabajo bien remunerado , justicia gratis y expedita y tantos otros, la verdad es que muchos de esos derechos no son alcanzables más que por una reducida parte de la población. Ese es el México real. Lo otro es propaganda.